A Sophia,
Rennata e Isabella, Angeles de Quetzalcóatl.
Dios es una
realidad que está más allá de las palabras y de los signos lingüísticos
convencionales del hombre.
La lengua como forma de comunicación humana es
siempre limitada y fruto del contexto social, de la cultura, la tradición, las
épocas y las necesidades.
Por tanto, Dios jamás podrá ser una realidad
expresada en términos finitos y relativos. Si al decir de Einstein, vivimos en
un mundo de relatividad, entonces, todo es relativo, incluyendo las
concepciones que tengamos de Dios. Pues sería
incongruente que siendo Dios una realidad infinita, pueda ser definido por una
realidad relativa, finita y cambiable de instante en instante, a decir de
Demócrito.
El hombre en su afán de definir a Dios le ha
asignado categorías. Sin embargo, es necesario aclarar que, definir algo es circunscribirlo a límites,
a características que lo identifican. Pero ese no es el caso de Dios como
Deidad Suprema.
Una de las categorías asignadas a Dios es la Infinitud.
Lo cual significa que Dios no está limitado absolutamente por nada.
Entonces, tenemos que, es Infinito con relación al
espacio, lo cual da origen a la concepción que Dios está en todas partes, en
todos los espacios; es decir, goza de Omnipresencia.
En cuanto a que Dios es Infinito en relación al
tiempo, le confiere el don de la Eternidad, puesto que no puede ser limitado
por ningún tiempo. De hecho, es Eterno,
atemporal.
Afirmamos que
Dios es completamente Simple y en Él no hay partes, sino manifestaciones. De manera que compartimos totalmente la sabia
palabra de Gargha Kuichines, cuando nos enseñó diciendo: “Dios es simple, pero el hombre es complicado.”
Dios goza de
Omnipotencia, lo que en su caso
significa que tiene absoluta Libertad y Poder.
La Libertad es su capacidad de escoger o decidir lo
que quiera y cuando quiera. Y el Poder es la soberanía que tiene para hacer,
para realizar lo que decida. Esta condición comúnmente se denomina
Omnipotencia. Significando que lo puede todo. Por tanto, Omnipotencia es
también Control y Soberanía sobre todo lo creado o lo que puede ser creado.
La Omnisciencia
es el conocimiento o sabiduría de Dios que son perfectos y totales. Así, tenemos que la sabiduría de Dios es la mezcla de su Omnisciencia y su
Omnipotencia. Por todo lo dicho, sabemos que Él lo sabe todo y lo puede
todo.
Además de ésas categorías anteriores, también se le
asigna a Dios el ser Omnibenevolente o
el ser Omnimisericordioso, condición ésta que todos invocamos pidiendo a
cada momento misericordia, piedad, compasión o clemencia.
Muchas religiones o grupos de creyentes invocan a
menudo la misericordia divina, y piensan que pueden lograr así el perdón de
todos sus pecados o transgresiones invocando misericordia. No obstante,
nosotros pensamos que la misericordia no elimina el juicio de Dios, ni los efectos
de las faltas cometidas.
Para que se
active el poder de la misericordia divina,
debe activarse primero el arrepentimiento
más profundo y verdadero en nuestro corazón y en nuestra alma, además de la corrección de nuestra equivocada
conducta. Porque perdonar sin haber corregido nuestras acciones equivale a
crear campo favorable a nuevas faltas o a ser cómplice de ellas.
Por tanto, hemos afirmado relativamente, algunas
categorías de Dios, pero sólo buscando una explicación que siempre será
parcial. Puesto que conocer lo Incognoscible es tarea de necios e insensatos. ¿Cómo podría lo finito de nuestra mente
abarcar lo infinito de la mente de Dios?
Respecto a su propia naturaleza, Dios es:
Infinito
Eterno porque el tiempo no afecta su naturaleza.
Omnipresente porque está en todas partes.
Omnipotente porque todo lo puede. Recordemos que: “Lo que es imposible para el hombre, es
posible para Dios.”
Omnimisericordioso, su don de misericordia es infinito. Algunos
teólogos afirman que su misericordia es más grande que todas sus obras.
Incognoscible pues no puede ser conocido totalmente.
Por su condición divina posee el don de la Continencia, es decir tiene vida en sí
mismo, puede existir sin necesidad de nada externo a Él.
Radicalmente sostenemos que Dios no es el concepto de ningún teólogo, ni de ninguna religión o
cuerpo de preceptos morales. Dios está más allá de todo eso. Pues las
religiones son asociaciones de creyentes, con dogmas, e intereses de poder
sobre sus miembros y de vista corta para ver las realidades divinas, las que
sin duda, enceguecerían a los líderes religiosos y sus manadas de seguidores.
El evangelio de Pablo afirma que: “Cristo es el motivador y consumador de la
Fe.” Pero el mundo actual está viviendo una profunda crisis de Fe. La gente no cree ni siquiera en ellos
mismos. No existe el mínimo interés en las cosas espirituales, pues no
producen dinero. Tuve un amigo excelente en New York, muy inteligente e
ilustrado, de origen judío. Y en una conversación me dijo con franqueza: “Tú eres muy sabio, pero con esa sabiduría
no vas al supermercado.” En los tiempos actuales, el Dios de los
materialistas, que es Don Dinero, ha
hecho que muchos dejen tirones de sus almas en sus negocios y placeres. Pues han amado más el Tener que el Ser.
Comprender que estamos viviendo la sociedad de la
Gran Ramera es indispensable y necesario. Pues ella está acabando con todo
vestigio de espiritualidad e intereses superiores. Transcendentales. Ya no existen valores, ni virtudes.
Pero sí hay excesivo morbo y deseos de
placeres de todo tipo, con exagerada precocidad. Placeres creados o inducidos
por las perversas redes sociales, la sociedad de consumo y el vendaval de
pasiones que azota las almas en estos momentos. Esa misma sociedad de consumo
que crea héroes de cristal e “influencers”
sin alma ni sangre, pero sí con capacidad de cambiar los chips de muchos incautos
en todas las sociedades.
Esta es la época
de la Gran Apostasía y de la abominación desoladora, como la llamó el buen
profeta Daniel.
Según lo presagiado por el número 21, interpretado
por el Tarot egipcio, arreciará la traición en todas sus formas y la gran
Apostasía.
Los que tienen algo de vista saben que ese 21, repetido
6 veces, encierra un mensaje oculto para la humanidad. La conjunción de ese
número se observa así:
21 de junio,
21 el año,
21 el siglo,
21.00 horas de ese día,
21 minutos de esa hora, y
21 segundos.
Las casualidades
no existen. Existen las causalidades.
Los números 21 repetidos sin paralelo en un mismo día, indican la traición, la
mentira, el engaño, el fraude, la apostasía, la duda e inseguridad, la
atracción hacia una aberrada sexualidad, legalización de actos impuros y
vergonzantes. Todo ello es la crisis de fe que de ahora en adelante arreciará
en toda la humanidad.
Para nosotros, Dios es uno solo. Pero es Triuno, es decir en su unicidad existen tres manifestaciones conocidas como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es decir, el Uno que se desdobla en 2.
El 2 que se desdobla en 3 para dar origen y vida a todas las formas y manifestaciones vivientes y no vivientes de la Creación entera.
Al Padre
corresponde la Luz. Al Hijo el Amor y al Espíritu Santo la Vida. Ellos dan
origen a los Cinco Surtidores Vivientes, que son Luz, Amor, Vida, Libertad y
Triunfo. La Libertad es el libre
albedrío que tenemos para decidir lo que queremos hacer. Ese libre albedrío es
el que nos hace responsables ante la Justicia Divina. Y el Triunfo es la victoria que sólo la concede la Madre Divina al hijo
fiel que le honra y obedece. Por eso, en su excelso Ritual, ella exclama: “Triunfad. Eso es todo.”
Dios no tiene cuerpo físico. Por eso el Cristo lo
declara en Juan, diciendo: “Dios es
Espíritu puro y los que le adoren le adorarán en Espíritu y en Verdad.”
Creer en Dios y conviccionar de su existencia es
poner en nuestras vidas al Amo de toda la Creación. Al Omnipotente, a la Causa
Infinita de todo lo existente. Al Padre de todas las paternidades, al Padre de
todas las luces y todos los infinitos.
Los gnósticos comprobamos la existencia y la
benignidad de Dios de instante en instante. Sabemos absolutamente que de Él
venimos y hacia Él vamos.
Quien no cree en
Dios es porque tiene el alma vacía. Porque es un cascarón humano. Porque nunca
ha conocido las mieses del amor, porque
Dios es amor. Y el que no ama no tiene a Dios en su corazón.
Creer en Dios y vivir de acuerdo a sus preceptos es
encarnar el principio de la sabiduría eterna y tener el corazón lleno de gozo,
de felicidad, de motivos para comprender el misterio de la vida propia y la
ajena que se manifiesta como su gloria.
El error garrafal de muchos está en buscar a Dios
fuera de sí, y no en las profundidades de su propio Ser, pues la Escritura
Sagrada dice: “No dudéis que sois templos
vivos del Espíritu Santo.”
En estos tiempos de sufrimiento y de carencias
morales, éticas y espirituales, creer en Dios no solo es una bendición de lo
alto, sino una necesidad de la vida misma.
El Credo Gnóstico es una excelente y acertada
declaración de Fe y de sabiduría de las Edades. Con permiso del Altísimo,
tomamos algunos apartes, sólo como argumento probatorio de Didáctica Superior.
“YO CREO EN EL PADRE COMO LA ENTIDAD IMPERSONAL,
INEFABLE E IRREVELADO, QUE NADIE HA VISTO, PERO CUYA FUERZA Y POTENCIA CREATRIZ
HA SIDO Y ES PLASMADA EN EL RITMO PERENNE DE LA CREACIÓN…
YO CREO EN MARÍA, MAYA, ISIS, O BAJO EL NOMBRE QUE
SEA, EN LA FUERZA FÍSICA SIMBOLIZANDO LA NATURALEZA, CUYA CONCEPCIÓN Y
ALUMBRAMIENTO REVELA LA FERTILIDAD DE LA NATURALEZA…
CREO EN EL BAUTISMO DE LA SABIDURÍA, LA CUAL REALIZA
EL MILAGRO DE HACERNOS HUMANOS…
YO CREO EN EL HIJO, EL CRISTO CÓSMICO, COMO LA
PODEROSA MEDIACIÓN ASTRAL QUE ENLAZA NUESTRA PERSONALIDAD FÍSICA CON LA INMANENCIA
SUPREMA DEL PADRE SOLAR.”
De verdad que lo que dice el evangelio de Juan en el
capítulo 3.18 es totalmente cierto: “A
Dios nadie le vio jamás, sólo el Hijo que habita en su seno, él le ha dado a
conocer.” De lo cual se deduce claramente que Jesús el Cristo, es la manifestación
tangible de Dios.
Igualmente, en otro aparte del mismo evangelio le
dice Jesús a Felipe: “Tanto tiempo
andando conmigo y todavía me dices que te muestre a mi Padre, acaso no sabes
que mi Padre y yo somos uno solo. Y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre
que me envió.”
Yo creo en Dios y le suplico que en esta hora de
tribulación, de enfermedades, muertes y de mucha confusión, Dios bendiga a los
que creen en Él, y nos proteja y libre todo mal y peligro e incluso, de apostasía.
Que Dios nos
ayude a permanecer en su Luz, en su Amor y en su Divina Gracia.
Amén. Amén. Amén.
GNOSIS DE VANGUARDIA
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