miércoles, 16 de diciembre de 2020

¿PARA QUE SIRVE EL NACIMIENTO DEL CRISTO?

El nacimiento o encarnación de Jesús el Cristo entre nosotros es un acontecimiento cósmico, que parte en dos el desarrollo de la civilización. Este hecho está rodeado de misterios y de aristas que el hombre común y corriente nunca entendió, ni entenderá hasta no convertirse en pneumatychoi, o en hombre espiritual. Para comprender este acontecimiento es necesario estudiar, asimilar, practicar los principios más profundos de la Ciencia Universal y la palabra comprender aquí pertenece a la semántica del alma, mientras que entender corresponde al intelecto materialista que depreda y esclaviza la esencia del hombre actual.

Todos los profetas predijeron su advenimiento; sin embargo, muchos habitantes del Israel terrenal lo desconocieron intencionalmente y con su muerte en la cruz trataron de eliminar la noble enseñanza del amor divino. El amor que crea el mundo y todos los mundos y abre las puertas al hombre para crecer, para redimirse, convirtiéndose así en amo y señor de todo cuanto existe.

Aunque para abordar acertadamente el tema del nacimiento del Cristo nazareno se necesitaría un conocimiento y sabiduría supra galáctico, en este escrito solo pretendemos explicar algunos aspectos y conmemorar con nuestros lectores el magno acontecimiento. Afirmamos que muchas personas, iglesias y credos religiosos desconocen que Jesús es la parte humana, material, física y Cristo es la parte espiritual, divina. Por esa razón, los gnósticos siempre decimos Jesús, el Cristo.  Porque Cristo es Dios manifestado, es decir, materializado, aunque Dios existe en toda la Creación y en todo lo creado, y la Creación entera solo es el resplandor de su gloria, de su grandeza y de su inteligencia.

Tampoco conoce la gente que la fecha del 24 de diciembre en la cual se celebra el nacimiento o encarnación es simbólica y se refiere a los 24 ancianos del zodiaco o a la manifestación del poder dual de las 12 constelaciones, en las cuales evoluciona nuestra alma a través de múltiples encarnaciones. La verdadera fecha es el 20 de abril, bajo la constelación de Aries. Razón que lleva a los astrónomos a afirmar que en Aries es cuando el fuego solar está más cerca de la tierra. Recordemos que el mismo Cristo nos dijo: “Yo soy la luz del mundo”. He allí por qué se le representa con el símbolo del cordero, perteneciente a Aries. Observe también el lector que, si la fecha del 24 fuera verdadera y el nacimiento de Jesús divide el tiempo en dos eras, entonces la Era cristiana debería empezar el 25 de diciembre y el año en que estamos no sería el 2.020.

La Escritura Sagrada afirma que el Cristo tiene un Nombre que es sobre todo nombre y ante él toda rodilla se doblará en los cielos, en la tierra y en el infierno. Quienes llevan la Gnosis como practica constante y la tienen como parte de su ADN espiritual han comprobado que, en las dimensiones astral y mental, al conjurar con fuerza y fe, con la palabra Cristo, las entidades infernales desaparecen despavoridas. Cristo es la voz y presencia de Dios, por eso Isaías que profetizó su nacimiento 743 años antes, dice que el niño se llamara Enmanuel, o sea, Dios con nosotros. Entre tanto, Pablo, en Hebreos, capítulo 1, refiere de su naturaleza y poder lo siguiente:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien así mismo hizo el universo;

El cual, siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los Ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

Mi Hijo eres tú,

Yo te he engendrado hoy

Adórenle todos los Ángeles de Dios”.

Todo Iniciado sabe que el Cristo es energía, es esencia, es consciencia, es la inteligencia pura, es el fundamento y sustento de todo cuanto existe. Por esa razón, Pablo lo expresa claramente en la transcripción bíblica anterior.

El advenimiento del Cristo hace cumplir las profecías que se hicieron sobre él desde Moisés hasta Malaquías, que es el último profeta que escribe sobre su venida y que anuncia a Juan, quien era el mismo Elías. Aunque debemos aclarar que la sustancia del Cristo existe antes de la Creación entera; también existe en cada hombre en forma microcosmica, constituyendo el llamado Cristo Intimo que es el Salvador individual, personal, de cada uno de nosotros. Sin embargo, la gloria y grandeza del divino Jesús de Nazareth reside en que él resucitó y encarnó al Cristo Cósmico, que es el desdoblamiento natural y absolutamente necesario del Padre Eterno para que el día cósmico pueda manifestarse con todas sus especies.

El nacimiento de Jesús, el Cristo, es celebrado en estos tiempos en diversas formas. Pero muy pocos meditan en lo profundo, en lo transcendental, en el significado verdadero de navidad. Navidad es palabra derivada del latín, conformada por los términos: nova y vita, por lo cual, el vocablo en castellano significa nueva vida. El único que puede darnos nueva vida es Cristo con su mensaje de amor, con su ejemplo, con su humildad, con su desprendimiento de las cosas materiales y con su postrer y máximo sacrificio.

Cristo es el vino de la sabiduría, la esencia de la vida. Él es el vino que aporta el espíritu a toda carne y la razón a nuestra existencia. Por todo esto nos dijo: “No echéis vinos nuevos en odres viejos”. Y también: “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero”.  “Yo soy el pan de vida eterna.”. “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos.”

Un gran Maestro de la Luz enseñaba que: “Los judíos formaron a Cristo, los griegos lo comprendieron y los romanos lo explotaron.” En conclusión, cada uno vive el cristianismo a su conveniencia, pero nadie puede negarlo, ni ignorarlo. Por lo cual, en estos tiempos en la cultura occidental se observa una inmensa alegría, un deseo de compartir, de festejar, de fortalecer los vínculos y la unidad familiar. Hay en el ambiente una manifestación espiritual para los hombres y mujeres de fe y hasta para el profano hay una excusa para festejar, para llenar de bienes materiales y regalos a sus seres queridos.

Pero es innegable que las energías del amor signan con su paz y su divina gracia a los seres de buena voluntad, a quienes han hecho del amor no una franquicia para someter al semejante, o una pose falsa que esconde sus propias tinieblas, sino para quienes sienten que el Cristo es amor que vivifica, que enciende corazones y la saca del tormento, de la desesperanza y los transporta a un estado de gozo, de plena armonía consigo mismo y con la Creación.

¿Para qué sirve el nacimiento del Cristo? Sirve para muchas cosas, en el plano espiritual es un evento del alma que se reconcilia con Dios. Es el plan divino ejecutado en el hombre, es la parte integrándose con el todo. Es la diversidad manifestándose en la unidad, a lo cual, sin saberlo, las religiones aducen cuando celebran la Primera Comunión. El nacimiento del Cristo en el hombre es la transcendencia de lo mortal a lo inmortal, es el máximo escalón de la escalera mágica de Jacob, que nos lleva de la materia al Espíritu, de la tierra al cielo. Es la gloria de la bandera mexicana señalando que el águila ha devorado a la serpiente y que el espíritu Nahualt es el mismo león de la tribu de Judá.

Atendiendo a los dos principios eternos o energías que rigen este plano, vemos que en el hombre materialista el advenimiento del Cristo a la tierra sirve para expresar sus abominaciones, sus iniquidades y pasiones salvajes. Para el capitalismo es la época del año en que venden todo tipo de bienes y conque tratan de saciar su hambre de dinero. Sin embargo, la navidad es la expresión del Cristo en el corazón del hombre, es el Renuevo concedido a Josué en el capítulo 3 del libro de Zacarías. Es la fragante rosa de los antiguos rosacruces. Cristo es la Estrella matutina iluminando nuestro nuevo día. Así aparece representado en la Conjuración de los 4 elementos del sabio Salomón. Cristo es la máxima concentración lumínica y vital de los 4 elementos y el éter de vida eterna. A él sea la gloria y las alabanzas de todo lo creado.

Navidad no es estreno y vanidad. Navidad no es borrachera, ni cohetes artificiales. No es glotonería y gula desatadas. No es consumismo ni pasiones. Más bien, es época de reflexión, de recogimiento, de unión y paz. Época de amor y paz en el corazón. Es época de reconocer la gracia divina que nos concede a su Hijo unigénito para escribir con fuego la gloria del Creador. Época para reconocer que Cristo puede nacer miles de veces en Belem de Judá, pero si no nace en nuestros corazones, es vano todo su sacrificio. Nosotros los gnósticos poseemos el Ritual de Navidad del cual extraemos algunos párrafos para deleite de nuestros amigos con las inmanentes bendiciones del Altísimo.

“Una vez más nace Macro cósmicamente, en la inmensidad de la bóveda celeste, el Cristo Cósmico, el Disipador de las Tinieblas, Fecundador de la Tierra, Restaurador de la Naturaleza y Reparador de los males causados por la serpiente infernal.

Una vez más, nace Micro cósmicamente, el Cristo Interno en el pesebre de la Ciudad Cuerpo.

Por ser Hijo de la Luz del Gran Sol Espiritual, es la única estrella que nos da el suave calor de amor puro y sin macula alguna, y es así como nos ilumina con absoluta claridad el camino que debemos seguir.

Así nace entre nosotros el eternamente esperado, el Enviado Divino, el Profeta de las Naciones, cuya palabra nos da el Pan que conforta y la Sangre que nos da la Vida.

Mi Hijo es tierno como lo es el pensamiento de lo Divino, nace y palpita delicadamente en el pecho de los que le aman y cumplen con la perfección de la Ley. Huye con lágrimas en los ojos de los posesivos, egoístas, celosos, traidores, fornicarios y perversos, y al irse él, éstos quedan nuevamente sumidos en el Reino de la Tiniebla y el Dolor.

Es tan tierno como el pétalo del Lirio y de la Rosa y tan sutil como el primer Rayo de la Claridad que da la Aurora. Él es el Rocío de la Vida del cual no sólo nace él, sino que por su amor y por su generosidad, de él se forman todos los verdaderos Hombres.

Amarle es lo mejor, seguir su camino de acuerdo a sus prescripciones y participarle al Universo entero, esta buena noticia del amor y de la alegría.

El nace del Agua y del Fuego, o sea, cuando termina el invierno y de nuevo aparece el Sol, es entonces cuando el agua animada por el calor del fuego Solar, se evapora y se convierte en el Espíritu que da la acción y el Movimiento a todo ser y a todas las cosas y todo cuanto está muerto vuelve a vivir. Así, nace bajo la Constelación del Cordero el día de la Resurrección (20 de abril) de nuevo derramando la Luz, el Amor y la Primavera de la Vida.

Por eso es llamado el Niño Sol. El Niño de la llama cuyo fuego regenera los mundos.

Admiración de los Ángeles y de los Dioses, es el Cordero Inmaculado del agua y del fuego. Padre-Madre engendrado no creado y es por eso que se le representa por el Vellocino de Oro o por los peces que simbolizan la vida que surge de las aguas.

Salud Niño Divino, VEN, VEN, VEN, te invitamos a nacer en nuestro corazón para que tu cuerpo y sangre regeneren nuestras Vidas, para que seas el pan del Alma y la Vida de nuestro Espíritu y te conviertas en la Luz y estrella de nuestro futuro.

VEN, VEN, VEN, te invitamos, te amamos y te damos alabanzas.”

FELIZ NAVIDAD A TODOS NUESTROS HERMANOS Y QUE LAS BENDICIONES DEL CRISTO REDENTOR SEAN SIEMPRE CON TODOS NOSOTROS. SALVE. SALVE. SALVE.

MARIANO JOSE HERRERA VILLERA

MAESTRO M.K.


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