A Xora, alma en
este proceso.
Siempre se nos enseñó que: “El que agrega
sabiduría, agrega dolor”. El caso del profeta David no escapa de esa
apreciación. En la vida iniciática de este protohombre del pueblo de Israel y
el legado dejado a las posteridades, hay dos salmos que plasman el dolor y el
sufrimiento que padeció: salmo 22 y 69.
Todos los Iniciados tienen que vivir los mismos
procesos, pero en cada uno se viven de manera particular. Todo ello, según el
ritmo de su propia particularidad y la relación con la Ley Divina.
Asertivo y claro es el Ritual de Iniciación, realizado
por los antiguos sacerdotes gnósticos, cuando exclamaban: “Dolor y Reflexión, he ahí tu camino”.
Redención, Liberación y Sabiduría son los motivos de
nuestra búsqueda iniciática y así se lo confesamos al Guardián del Umbral
cuando nos preguntó: “¿Que buscas?”.
Ese es el Orden Cósmico de nuestra búsqueda. Sin
embargo debemos confesar que la
sabiduría es un efecto de la transmutación y desdoblamiento de los Hidrógenos
en nuestra vida.
El que no es sabio, es porque no ha buscado la
sabiduría. Salomón siempre dijo: “La
sabiduría está en todas partes, el trabajo está en descubrirla”. Los jueces
de la Ley Divina son los Reyes de la sabiduría, porque ese es un tesoro
confiado a su protección.
El salmo 69 es el verdadero proceso de
enfrentamiento de nuestra alma con la Ley, con nuestra propia redención, con
los efectos de nuestras culpas. El arcano 15 del número 69 enfrentado por el
Iniciado. Ese número visto con la comprensión del alma, significa que el
proceso del arcano 9, que es la Piedra Cúbica de Jesod, debemos enfrentarlo con
castidad. Cuando observamos la conformación del 69, vemos que se enfrentan el 6
con el 9. El 6 ascendiendo a 9. El 6 es entrópico,
el 9 es expansivo. El 9 es la soledad, el ermitaño de la Piedra Cubica de
Jesod, que efectúa su proceso de ascenso e iluminación de todos los sefirotes
del Árbol de la Vida.
Presentamos formalmente el salmo 69, del profeta
David a todos los lectores, para que lo lean 3 veces, en tres días seguidos y
mediten sobre el proceso espiritual de ese siervo de Dios y también para que
conozcan la clarividencia de un ser de Luz que predijo sucesos que ocurrirían a
Jesús el Cristo, de quién en la carne fue su antecesor y linaje sagrado.
De esas vivencias, podemos concluir que, David:
1. En plena tribulación se mantuvo con fe y conectado
con Dios.
2. Sufrido en su tribulación, fue constante en su
oración.
3. Cuando se viven esos procesos en la crudeza de la
Balanza de la Justicia, se intensifica la verdad de la Cuarta Palabra: “Padre mío, ¿por qué me has abandonado?”.
Razón por la cual dice: “Se han
aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin
causa...Extraño he sido para mis hermanos y desconocido para los hijos de mi
madre...”
4. La intensidad del dolor y la soledad, hacen que el
Iniciado desespere y grite a Dios diciendo:
“No escondas de
mi tu rostro, porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
Acércate a mi
alma y redímela...”
5. Clama justicia a Dios diciendo:
“Derrama sobre
ellos tu ira...
Sea su palacio
asolado
Pon maldad sobre
su maldad
Y no entren en
tu justicia
Sean raídos del
Libro de la Vida...”
6. Espera y confía el profeta en la benignidad de
Dios, diciendo su aspiración final:
“Más a mí,
afligido y miserable, tu salvación, oh Dios, me ponga en alto...”
Un grito de angustia
Al músico principal; sobre Lirios. Salmo de David.
69 Sálvame, oh
Dios,
Porque las aguas han entrado hasta el alma.
2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo
hacer pie;
He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha
anegado.
3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha
enronquecido;
Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza
los que me aborrecen sin causa;
Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen
sin tener por qué.
¿Y he de pagar lo que no robé?
5 Dios, tú conoces mi insensatez,
Y mis pecados no te son ocultos.
6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti
confían, oh Señor Jehová de los ejércitos;
No sean confundidos por mí los que te buscan, oh
Dios de Israel.
7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta;
Confusión ha cubierto mi rostro.
8 Extraño he sido para mis hermanos,
Y desconocido para los hijos de mi madre.
9 Porque me consumió el celo de tu casa;
Y los denuestos de los que te vituperaban cayeron
sobre mí.
10 Lloré afligiendo con ayuno mi alma,
Y esto me ha sido por afrenta.
11 Puse además cilicio por mi vestido,
Y vine a serles por proverbio.
12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la
puerta,
Y me zaherían en sus canciones los bebedores.
13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu
buena voluntad;
Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,
Por la verdad de tu salvación, escúchame.
14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido;
Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo
profundo de las aguas.
15 No me anegue la corriente de las aguas,
Ni me trague el abismo,
Ni el pozo cierre sobre mí su boca.
16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu
misericordia;
Mírame conforme a la multitud de tus piedades.
17 No escondas de tu siervo tu rostro,
Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
18 Acércate a mi alma, redímela;
Líbrame a causa de mis enemigos.
19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio;
Delante de ti están todos mis adversarios.
20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy
acongojado.
Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo;
Y consoladores, y ninguno hallé.
21 Me pusieron además hiel por comida,
Y en mi sed me dieron a beber vinagre.
22 Sea su convite delante de ellos por lazo,
Y lo que es para bien, por tropiezo.
23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
Y haz temblar continuamente sus lomos.
24 Derrama sobre ellos tu ira,
Y el furor de tu enojo los alcance.
25 Sea su palacio asolado;
En sus tiendas no haya morador.
26 Porque persiguieron al que tú heriste,
Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
27 Pon maldad sobre su maldad,
Y no entren en tu justicia.
28 Sean raídos del libro de los vivientes,
Y no sean escritos entre los justos.
29 Mas a mí, afligido y miserable,
Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico,
Lo exaltaré con alabanza.
31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey,
O becerro que tiene cuernos y pezuñas;
32 Lo verán los oprimidos, y se gozarán.
Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,
33 Porque Jehová oye a los menesterosos,
Y no menosprecia a sus prisioneros.
34 Alábenle los cielos y la tierra,
Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
35 Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las
ciudades de Judá;
Y habitarán allí, y la poseerán.
36 La descendencia de sus siervos la heredará,
Y los que aman su nombre habitarán en ella.
“El sabio camina
con pobres vestiduras, pero oculta en su pecho una joya preciosa. Actúa pero no
pide recompensa. Y porque no la pide, siempre es recompensado.”
“Cuando las cosas
anheladas ya no se desean, llegan. Cuando las cosas temidas no se temen. Se
alejan.”
“Los hombres
necesitan la erudición, porque no poseen verdadera sabiduría. Carecen de amor
al prójimo”
“El sabio
comprende a los hombres y no los rechaza.”
“No teme a la muerte.
Ni la busca ni la rehúye.”
“No combate a
nadie. No habla mal de ninguno de sus semejantes.”
“Analiza todos
sus actos al finalizar el día. Se recoge en su mundo interior y recibe la iluminación
de su Cristo Íntimo.”
Que la sabiduría sea dulce a tu alma y la Paz más
profunda reine en tu corazón.
GNOSIS DE VANGUARDIA.
Wir danken unseren Mitlesern aus Deutschland für ihre dringende Spende, um diese geistliche Arbeit fortzusetzen. Das Land, aus dem diese Veröffentlichung herausgegeben wird, befindet sich in einer schlechten wirtschaftlichen Lage. Gott belohne dich.