A Asun, primer
alma misericordiosa del mundo.
Muchas personas del común, e incluso de las filas gnósticas,
no saben con exactitud y certeza cuáles son las diferencias entre un Santo y un
Maestro.
Por el método de comparación y contraste trataremos
de abordar pedagógicamente tales diferencias.
Un Maestro es un
Santo, pero un Santo no es un Maestro.
Un Santo desarrolla algunas virtudes, pero no
trabaja con el fuego sexual del Espíritu Santo.
Todo Maestro es hijo del fuego Sagrado y por tanto,
una chispa del Gran Todo convertida en hoguera del Mahamvantara.
Un Maestro
cuando tiene Cuerpos Solares es dueño de su propio destino.
Un Santo está
sujeto a la ley de Retorno y Recurrencia;
es decir, no se ha liberado de las leyes que rigen la humanidad, pues no posee
Cuerpo Causal Cristificado.
Un Maestro para lograr tal nivel, tiene que trabajar
con su esposa en la Cruz del Cristo, morir psicológicamente, es decir, transformar sus defectos en virtudes, y
cumplir con los Protocolos sagrados enseñados por la Majestad Divina para tales
actos tántricos.
Un Maestro no necesita ser un ermitaño; al
contrario, cumple rigurosamente lo establecido por la Biblia en 1Timoteo,
cap.3.
Un Santo es reconocido como tal en determinada
religión, y su elevación a los altares depende de procedimientos y de humana
burocracia, e incluso, hasta de influencias o dádivas a los funcionarios
encargados de su canonización.
Un Maestro es
Maestro en el Cosmos Infinito,
y su condición es otorgada en función de sus obras, por Jerarquías Siderales,
que no están sujetas a humanos procedimientos. Es decir, es Hijo del fuego
Sagrado por los trabajos realizados en la Novena Esfera.
Un Santo por su creencia, y a veces, por su fe,
puede interceder ante Dios, pero su poder es limitado, y los llamados “milagros”, son realizados con ayuda de
material psíquico del creyente.
Un Maestro es un
sabio que conoce a cabalidad las leyes de la naturaleza, y puede mandar los 4
Elementos y sus elementales, sin violar ninguna ley. Por ser hijo del fuego, tiene poder sobre los integrantes
de la Creación entera.
El conocimiento de un Maestro abarca ciclos
anteriores y posteriores a su encarnación; pues, puede decidir en concordancia
con los Ángeles de la Vida y los Jerarcas de la Ley Divina, la ubicación y
tiempo de su nuevo nacimiento carnal.
Un Santo puede tener defectos, o manifestaciones
egoicas, pero jamás tratará de transformarlos en virtudes usando la energía
sexual, porque no la conoce y por esa razón, no trabaja con ella.
Respecto al uso de las energías creadoras, podríamos
decir que algunos Santos están cerca de
la Cruz del Cristo, merodean alrededor de ella, pero no suben a ella para crucificarse
y morir con el Salvador en su máximo sacrificio tántrico. Ese es el máximo
sacrificio, el que elabora el Elixir de la Resurrección y de la Vida Eterna.
Ese es el Misterio de todos los Misterios, que es harto conocido y practicado
por todo Maestro verdadero. Por todo hijo del Fuego Sagrado de Pentecostés. Es
esa práctica la que da la santidad al Maestro. Esa es la sabiduría que el apóstol Pablo conocía y practicaba,
por lo cual pudo escribir:
“Sin santidad
nadie podrá ver a Dios.”
Algunos que se dicen cristianos, son enemigos de la
Cruz de Cristo. Y no practican las enseñanzas ocultas que encierran sus
Misterios, como lo dice la Biblia en
Efesios, 1.16.
“Y mediante la
Cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades.” Reconciliar a ambos,
quiere decir a la pareja tantrica. Porque es por medio de la Cruz que llegamos
a Dios. Por eso se dice que: “Solo la Cruz
salva.”
Así mismo, la frase: “matando en ella las enemistades”, significa que en el acto sagrado de la Cruz, es donde debemos
llevar nuestros defectos, previamente comprendidos para que la energía y el
amor de nuestra Madre Divina Kundalini particular los transforme en virtudes.
Esa sabiduría es totalmente desconocida por la inmensa mayoría de los Santos, a
excepción de muy pocos, como San Benito que si conocía estos Misterios y practicaba
con Santa Gertrudis el Arcano AZF, de lo
cual hay prueba fehaciente, porque su Cruz o su llamada medalla, contiene en
latín todas esas enseñanzas y valiosas para toda persona que busque la
realización plena de la Redención de su alma.
Un Santo es un individuo religioso, público, que
sólo es venerado después de muerto. Mientras que un Maestro es habitante
sagrado de Tierra Santa.
Un Maestro
maneja energías y fuerzas ocultas y desconocidas para un Santo. El Maestro tiene poder para meter su cuerpo físico
en el Hiperespacio y desaparecer de los ojos carnales. Puede moverse en
diferentes dimensiones del Cosmos Infinito.
Todo Maestro
sabe transformar energías y usarlas para su crecimiento y desarrollo espiritual. Por esas
energías contenidas en los respectivos Hidrógenos sexuales, es que el Maestro
nace a la vida por segunda vez. Ese nacimiento del que habló Jesús el
Cristo a Nicodemo, cumpliéndose en el Maestro lo consagrado en el Evangelio de
Juan, cap. 1. 12, 13.
Un Santo es muy limitado en el manejo de las fuerzas
de la naturaleza, y por no ser hijo del fuego sagrado no tiene poder sobre los
Elementos y las creaturas que los integran.
Todo viene del
Fuego y todo vuelve al Fuego.
Si sabemos que Dios es fuego abrasador, también debemos entender que todo viene de Dios y todo vuelve a
Dios. Un Maestro que realice el Orden
de las Jerarquías Divinas y que haya trabajado en las Tres Montañas,
ascendiendo a los cielos infinitos, es de hecho, un Hijo de Dios.
Un Santo tiene una relativa fuerza basada en creencias, en castidad abstemia, en ayunos, en oración, en misticismo, alejamiento del mundo, penitencias voluntarias, en pratyaras de silencio, en votos de humildad, y tampoco está sujeto a tentación con mujer alguna. Es decir, no trabaja en la cristificación de su alma con el fuego de Pentecostés.
Innegable que
algunas veces para llegar a ser Maestros hay que pasar por la etapa del Santo. Pues esta etapa desarrolla un misticismo, una
disciplina, que la condición de Maestro requiere como indispensable.
Así tenemos ejemplos: Tomás de Kempis fue una etapa del Iniciador Samael Aún Weor. San Francisco de Asís, fue una encarnación del Maestro Anubis René Sabaoth. Pablo de Tarso fue una etapa del Maestro Hilarión, Ser Divino, del Rayo de la Ciencia y de la Medicina, y así, sucesivamente.
Un Santo está lleno de dogmas de su grupo religioso.
Mientras que un Maestro está lleno de
razones, y de una lógica superior que le dan una sabiduría y un discernimiento
espiritual objetivos.
El Maestro
contiene al Santo, pero un mundo al revés, como el occidental,
venera y valora más al Santo que al Maestro, debido a su fanatismo e
ignorancia.
Un Maestro es un ciudadano del Cosmos y miembro del
Círculo Consciente de la Humanidad Solar. Entre tanto que, a algunos Santos
sólo los conocen en su religión o en su país natal.
Un Maestro enseña a desarrollar virtudes, que son
valores purificados por el fuego divino. Mientras un Santo enseña a aceptar
creencias y a multiplicar dogmas ciegos.
Lo que es
inexplicable para un Santo, es plenamente explicable para un Maestro.
Los Santos desarrollan férrea disciplina, pero a
excepción de muy pocos, no desarrollan los sentidos del alma, como sí lo hace un Maestro con la Telepatía, la Clarividencia, Intuición, Clariaudiencia,
Sentido Espacial, Cuerpo Astral y Recuerdos Conscientes de Vidas pasadas.
Por lo cual, un Maestro tiene encendidos los 7
Candeleros, del que habla el profeta Zacarías, en el capítulo 4 de su libro.
Veamos la siguiente transcripción:
“Volvió el Ángel que hablaba conmigo, y me despertó,
como un hombre que es despertado de su sueño.
Y me dijo, ¿qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito
encima y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas
que están encima de él.
Y junto a él,
dos olivos, uno a la derecha del depósito, y el otro a la izquierda...
Hablé más y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro, y a su izquierda?
Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro
vierten de sí aceite como oro?
Y él dijo: Éstos
son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.”
En la Sagrada Gnósis de los Misterios de la Luz
Divina, enseñamos a comprender y trabajar con esas revelaciones de la Santa
Biblia. Por eso, nuestras enseñanzas tienen raíces divinas, todas ellas
inspiradas en la Roca de Salvación que es el Cristo.
Ser Santo es
bueno, pero ser Maestro, es mejor.
El Santo tiene sueños
que sólo el Maestro puede realizar a través del Fuego Divino.
¡Salve, oh Maestro de las Ofrendas!
¡He aquí que llego en paz hacia vosotros para gustar
el alimento que la Gran Divinidad me concede todos los días!
De nuestro libro, “Poemas de Luz y Esperanza”, transcribimos lo siguiente:
MAESTRO
El Maestro es un halo de Luz
salido del fuego universal
Gracias, Maestro.
Eres la sal de la sabiduría
que junta azufre
con mercurio filosofal.
Eres el éter
sagrado e infinito
que me permite
besar estrellas
y buscar mi sol
en el Sol.
Maestro, Sol de medianoche.
Maestro Sol
Maestro Luz.
¡Heme aquí, Maestro!
QUE DIOS TODOPODEROSO NOS BENDIGA A TODOS EN ESTA
HORA DE LA GRAN TRIBULACIÓN.
AMÉN. AMÉN. AMÉN.
MARIANO JOSÉ HERRERA VILLERA
MAESTRO MOISÉS KAOMNICO
GNOSIS DE VANGUARDIA
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