sábado, 29 de febrero de 2020

LA URGENTE NECESIDAD DE TRANSMUTAR



No somos lo que somos, sino lo que transmutamos. Abierta la posibilidad real de una hecatombe final, la humanidad necesita urgentemente transmutar sus energías. Subir el nivel vibracional del alma.

Transmutar es elevar la energía desde un estado grosero y bruto, hasta un tono ascendido. Es producir la ascensión, es incrementar positivamente la vibración y agregarle valores conscientivos a nuestra alma.

Trans, es llevar de un sitio a otro. Muto, mutare es cambiar. He ahí por qué la transmutación cambia al adepto. Lo sutiliza. Lo magnetiza. Lo viriliza y lo diviniza.

La turgencia de la piel aumenta. El brillo de los ojos se convierte en azogue puro. Los cabellos se tornan sedosos y brillantes. La alegría y el sustrato del amor, que no se malgasta, otorgan a la voz un tono armonioso, agudo y metálico. 

La palabra de quienes transmutan es fuerte, es rayo luminoso que protege como un blindaje al Verbo de quien habla.

Lucy Friedman afirma que en tiempos de guerra, en la Edad Media, cuando había heridos los hacían pasar por debajo de las piernas de quienes transmutaban sus energías, para que los enfermos o heridos se aliviaran de sus dolencias.

Transmutar es cumplir el mandato del Génesis de "creced y multiplicaos." Sin la transmutación es imposible crecer y mucho menos multiplicarse.

El crecimiento se realiza cuando pasamos del hombre instintivo, al hombre causal. Es decir, del hombre salvaje, al hombre celestial. Transformando al hombre carnal en hombre espiritual. Trabajando sin descanso para que se fortalezca el hombre interior. Ya lo anuncia la Escritura Sagrada: "El primer hombre es de la tierra, el segundo hombre es celestial." Pero aún, profundicemos qué es el hombre celestial. Es el hombre nuevo, el Cristo, que debe nacer entre las suciedades de nuestro pesebre interior, pero nacer en gloria, poder y fuerza.


Este crecer es a base de observación permanente. De capturar a los delincuentes que llevamos en nuestro interior. Comprenderles su caso, su naturaleza, su modus operandi, y luego, entregarlos a la Madre Divina Kundalini, para que los  transforme en virtudes, en joyas de nuestro tesoro, en el acto tántrico del amor con nuestra Sacerdotisa sagrada.

Esa es la forma en que la tierra asciende y el cielo baja. Esa es la forma de limpiar los establos de Augias, de sacar los mercaderes del templo, en hacer crecer y fortalecer el hombre interior. Esto no es preceptiva gnóstica, es una realidad que tu haces o desechas. Si la haces saboreas el vino sagrado de los Dioses, y si la desechas, la copa amarga del fracaso, del dolor y la involución.

Obvio y auto evidente, que la auto observación no es suficiente, se requiere también auto recordación de si mismo, de aquello que está mas allá de la tercera dimensión. 

Indispensable, igualmente, la meditación superior. Toma cualquier postura física, los mamtrams que te gusten o los que te armonicen. Úsalos regularmente, no estés cambiando cosas. Crea una disciplina y cumplela.


Hay que aprender a mirar hacia adentro. Recuerda que : "Las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." Según Pablo, apóstol

No te detengas, "Toma el escudo de tu fe y avanza en favor del viento, o en contra de todos los vientos, pero avanza." Hay gente que no quiere tu avance, tu progreso. Esos actuaran como críticos, detractores, obstáculos para tu propósito, para desviarte. Recuerda que la salvación es individual.
Para que por lo menos la Justicia Divina se aplaque y actúe con misericordia, debes crecer en Fe, en Espíritu y en Verdad. Debes vivir intensamente las 4 "C" de Pablo, sin las cuales no puede haber conversión, ni transformación radical. 

Cuando Pablo cae del caballo y dura 3 días sin sentido, inconsciente, sin hablar, ni ver, ni comer, sufre esa primera  "C", que es la conmoción corporal y psíquica

Cuando Ananias le impone las manos y  se caen de los ojos unas conchas como escamas, es cuando recobra la vista y experimenta su segunda "C", que es la conversión a Cristo.

Vivido su proceso desde adentro, Pablo experimenta un gran dolor espiritual por haber causado tantos daños al cristianismo, y ese dolor es su tercera "C", que es el acto terrible de contrición, el cual le hace buscar la forma de reparar el mal. 

Y ahora empoderado por el Cristo, comienza a predicar un incipiente cristianismo, esforzándose en demostrar que ese Jesús a quien él perseguía es el Cristo de Dios.

Posteriormente, Pablo vive la cuarta "C", que es la convicción de lo que no se ve, la certeza de lo que se espera. Es decir, su proceso de Fe, que lo hace quizá el apóstol mas grande y prolijo, puesto que el Cristo lo proclama diciendo: "Te he puesto para luz a los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta los confines de la tierra." Hechos, 13,47

La humanidad está enfrentada a los designios de Dios, a los Chacales de la Ley Divina, al Príncipe de Justicia, al Señor de toda perfección. Todas las 14 profecías del fin se han cumplido y se viene el Día del Señor como ladrón en la noche. Aunque se tocará la trompeta. La trompeta es símbolo del llamado de Dios para el despertar de la consciencia. En el Antiguo Testamento, Moisés ordenó marcar puertas de las casas mojando un hisopo en la sangre de un cordero para que el Ángel exterminador no entrara con su espada flamígera en las viviendas. Esta vez no será así. Porque el estigma de la sangre astral del  Cristo, será puesta por los Ángeles sobre la frente de los castos, de los puros, de los arrepentidos y todos aquellos que tengan Fe y hayan practicado las enseñanzas de Dios hecho  hombre.

Terribles son las palabras de Jehová en Jeremías, cap. 3.13, 15: "Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol  frondoso, y no oíste  mi voz." Ese acto de reconocimiento de las faltas ayuda hasta en los juicios de la justicia terrenal, mucho más cuando el alma dolorida y turbada asume su falta. 


Con toda la abominación hecha por el hombre, Dios aún muestra su misericordia y con esperanza de un cambio total, Dios exclama : "Convertíos hijos rebeldes y os daré pastores que según mi corazón os apacienten con Ciencia y Sabiduría."

Pero en Jeremías, 9.11, amenaza con fiereza diciendo: "Reduciré a Jerusalem a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré en desolación en que no quede morador."

Con todo lo hecho por Israel, Dios sigue teniendo piedad, compasión, misericordia y aun dice: "Si te volvieras, oh Israel. Vuélvete a mi. Y si quitares de delante de mi tus abominaciones y no anduvieres de allá para acá y jurares: Vive Jehová en verdad y en juicio y justicia, entonces las naciones serán benditas en él y en él se gloriaran."

Jamás nos ha gustado ser profetas del desastre. Nuestras enseñanzas han sido siempre positivas, entusiastas y para edificación del pueblo gnóstico. Nunca hemos estado con premoniciones catastróficas, ni trágicas, como aquellos que se pasaron todo el tiempo hablando y esperando al Hercolubus y vaticinando el hundimiento de las placas continentales, con la nueva geografía del planeta.

Somos serios y responsables para dar la enseñanza, pero en esta ocasión no podemos tomar la actitud cobarde del avestruz. Advertimos con fines pedagógicos, para que la gente transmute sus energías, no solo sexuales, sino su conjunto vibracional. Cambiar odio por amor. Flojera por diligencia. Mentira por verdad. Fornicación por castidad. Vanidad por humildad. Y tantas otras cosas que pueden transformarse para lograr el perdón, la misericordia, la compasión, la piedad.

Hemos sostenido que el que presiente las tempestades las vive dos veces. Es cuestión de volver a los aposentos celestiales. La casa de mi Padre tiene muchas moradas.


Todavía es tiempo de arrepentirse. De rectificar. De cambiar. De clamar perdón e hincar la rodilla en tierra y adorar al Rey de Reyes y Señor de la eternidad de la vida de ambos mundos, para que nos perdone y nos vea con ojos de piedad y misericordia en esta hora de la Gran Tribulación.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo. 
Amen. Amen. Amen.

MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.

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