miércoles, 27 de junio de 2018

ENTRE LA VIRTUD Y EL VICIO

Imagen: Archivo Digital Google 

En la vida muchos seres humanos, alguna vez, hemos estado pendulando, oscilando entre dos polaridades que van de la virtud hasta el vicio. Eso ha sido durante los diferentes ciclos y etapas de nuestra existencia, tanto en la parte física como en la parte espiritual.

Entiendo y acepto que la vida se desarrolla en altos y bajos. En subidas y en bajadas, y eso es incontrovertible, porque la vida, con su dinámica, no puede ser una línea horizontal. Las subidas y bajadas, los tiempos buenos y malos, sirven para medir nuestras capacidades de superación, de adaptación o de resiliencia. Estos ciclos son necesarios para los diferentes aprendizajes. Al contrario, la vida horizontal es mecánica, fría, aburrida y sin oportunidad para cambios, para retos que desafíen nuestra inteligencia  y para lograr cosas nuevas. Por eso, esos estados de quietud  son peligrosos, y eso es tan cierto que, los electrogramas que monitorean los ritmos cardiacos al llegar a la línea horizontal, es cuando se produce el deceso o muerte física.

La indecisión, ese pendular constante que mucha gente vive a lo largo de su ciclo histórico, es lo que muchas veces impide el desarrollo pleno de nuestras facultades, de nuestras potencialidades. La indecisión tiene variados orígenes; entre ellos la mala voluntad que es manifestación de un demonio del mundo causal llamado Stokin, que esta, incluso, presente en el drama del Cristo, donde concurren los Tres Traidores de Hiram Abib, que son el demonio de la mente, el del deseo y el de la mala voluntad. Denominados históricamente como Judas, Pilatos y Caifás.

El miedo es otro elemento que perjudica la búsqueda del conocimiento y el trajinar triunfantes,  airosos por los caminos de la luz divina. Aunque muchos no lo sepan, el miedo es un mal necesario para mantener el orden en muchos aspectos de la vida humana.

El miedo a perder la vida nos lleva a ser cautelosos, a no andar cometiendo actos contra la sociedad o contra el orden jurídico. El miedo a enfermarnos nos hace tomar precauciones para conservar la salud. El miedo al infierno o mundos, sumergidos nos lleva a buscar a Dios que es lo superior, lo celestial. El miedo a la inseguridad nos obliga a no andar por lugares peligrosos y a aplicar medidas de prevención. El miedo a perder el trabajo nos obliga a cumplir nuestras  responsabilidades profesionales y las normas laborales. El miedo a quedar en la indigencia o a cualquier contingencia, nos obliga a ahorrar y a ser precavidos en nuestros gastos. Y en fin, la Psicofisiologia del miedo es una ciencia que nos impulsa, incluso, a conservar la vida. Pero todo eso no es justificación valida o aceptable, para permanecer indiferentes ante la gran interrogante existencial, ¿Para qué es la vida?

La duda y los recelos o resquemores también son anclas pétreas que imposibilitan al ser humano interesarse en tomar el camino de lo alto, el camino de la íntima realización del Ser y sus múltiples e infinitas posibilidades de crecimiento y expansión. Recuerdo ahora que conversando con el Maestro Sabaoth, me enseñó que la duda, los resquemores y los recelos, no son otra cosa que manifestaciones sutiles del odio. Y el odio es lo contrario del amor que nos predicó el Cristo como doctrina de reconciliación y de desarrollo del alma. Es el odio lo que tiene el mundo al borde de una hecatombe nuclear que borraría todo vestigio de vida sobre la faz del planeta, cumpliéndose  así la profecía del Gran Hierofante Pedro, en Hechos de los Apóstoles.

Millones de personas andan oscilando de un lado a otro diariamente. No son estables. Bipolares irreductibles. Un día son puros y otro día son inicuos, contumaces y depravados. Un día son castos y otro fornicarios, lujuriosos. Un día son altruistas y otro son interesados, ruines y materialistas. Un día traidores y otro leales o fieles hasta morir. Un día devotos y otro indiferentes. Un día proactivos,  excelentes trabajadores y otro día flojos clínicos e irresponsables.

En fin, la variación o manifestación conductual está directamente relacionada con el ego o yo psicológico que tenga el comando de nuestros actos en determinado momento. Eso es lo que ocurre cuando dejamos de ejercer la vigilancia sobre nuestros pensamientos, nuestros actos y sobre nuestro verbo. “Debemos permanecer alertas y vigilantes como el vigía en épocas de guerra.” dice el ritual gnóstico.

Esa bipolaridad, ese trajinar de un  lado a otro, es lo que puede decretar nuestro fracaso en el sendero probatorio. Es urgente estabilizarnos. Es urgente crear, sostener y trabajar incesantemente por vivir en un centro de gravedad permanente.

Esos que andan buscando y siguiendo Maestros fuera de sí mismos y olvidando su propio Maestro Interno, que es su propia verdad,  son un estruendoso  fracaso. “Esos que no son ni fríos ni calientes, el Padre los vomitará de su boca”. Esa es la razón que tuvo el Cristo para decir: “El que no está conmigo, está contra mí.”

Por la brevedad de los tiempos, es urgente salirse de los influjos fatales de la ley del Péndulo y ubicarnos bien estables. Necesitamos ser constantes y decididos. Necesitamos crear una disciplina esotérica, que revolucione nuestra vida y cambie radicalmente a este viejo hombre en un hombre nuevo, con recto, pensar, recto actuar, recto sentir. “La sabiduría gnóstica es la flecha que rompe el odre de las almas que se creen virtuosas”. Pablo, en Hebreos, 12, nos dice: “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él. El Padre al que ama disciplina. Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿Qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”

La final trompeta ya se ha tocado. Es tiempo ahora de salir de ese péndulo mortal que es el arcano 6. Es urgente modificar nuestras gravedades y despejar la ecuación que nos pone entre la virtud y el vicio, la encrucijada mortal que nos convierte en Ángeles y demonios al mismo tiempo. Hay que convertir el arcano 6 en el 9 de la Iniciación, en el 9 del ermitaño, de los trabajos firmes y sostenidos con la Piedra Cubica de Jesod.

Permita Dios Todopoderoso que Thot, el escriba sagrado de los Dioses Santos y el que confiere la vida a las almas del futuro, registre el fallo a nuestro favor. Solo entonces podremos pronunciar las palabras sagradas de Osiris:
HI KHAN  SHENTIN  HOSIN RA.

MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
  
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