Imagen: Archivo Digital Google |
En la vida muchos seres humanos,
alguna vez, hemos estado pendulando, oscilando entre dos polaridades que van de
la virtud hasta el vicio. Eso ha sido durante los diferentes ciclos y etapas de
nuestra existencia, tanto en la parte física como en la parte espiritual.
Entiendo y acepto que la vida
se desarrolla en altos y bajos. En subidas y en bajadas, y eso es
incontrovertible, porque la vida, con su dinámica, no puede ser una línea
horizontal. Las subidas y bajadas, los tiempos buenos y malos, sirven para
medir nuestras capacidades de superación, de adaptación o de resiliencia. Estos
ciclos son necesarios para los diferentes aprendizajes. Al contrario, la vida
horizontal es mecánica, fría, aburrida y sin oportunidad para cambios, para
retos que desafíen nuestra inteligencia y
para lograr cosas nuevas. Por eso, esos estados de quietud son peligrosos, y eso es tan cierto que, los
electrogramas que monitorean los ritmos cardiacos al llegar a la línea
horizontal, es cuando se produce el deceso o muerte física.
La indecisión, ese pendular
constante que mucha gente vive a lo largo de su ciclo histórico, es lo que
muchas veces impide el desarrollo pleno de nuestras facultades, de nuestras
potencialidades. La indecisión tiene variados orígenes; entre ellos la mala
voluntad que es manifestación de un demonio del mundo causal llamado Stokin, que
esta, incluso, presente en el drama del Cristo, donde concurren los Tres
Traidores de Hiram Abib, que son el demonio de la mente, el del deseo y el de
la mala voluntad. Denominados históricamente como Judas, Pilatos y Caifás.
El miedo es otro elemento que
perjudica la búsqueda del conocimiento y el trajinar triunfantes, airosos por los caminos de la luz divina.
Aunque muchos no lo sepan, el miedo es un mal necesario para mantener el orden
en muchos aspectos de la vida humana.
El miedo a perder la vida nos
lleva a ser cautelosos, a no andar cometiendo actos contra la sociedad o contra
el orden jurídico. El miedo a enfermarnos nos hace tomar precauciones para
conservar la salud. El miedo al infierno o mundos, sumergidos nos lleva a
buscar a Dios que es lo superior, lo celestial. El miedo a la inseguridad nos
obliga a no andar por lugares peligrosos y a aplicar medidas de prevención. El
miedo a perder el trabajo nos obliga a cumplir nuestras responsabilidades profesionales y las normas
laborales. El miedo a quedar en la indigencia o a cualquier contingencia, nos
obliga a ahorrar y a ser precavidos en nuestros gastos. Y en fin, la
Psicofisiologia del miedo es una ciencia que nos impulsa, incluso, a conservar
la vida. Pero todo eso no es justificación valida o aceptable, para permanecer
indiferentes ante la gran interrogante existencial, ¿Para qué es la vida?
La duda y los recelos o
resquemores también son anclas pétreas que imposibilitan al ser humano
interesarse en tomar el camino de lo alto, el camino de la íntima realización
del Ser y sus múltiples e infinitas posibilidades de crecimiento y expansión.
Recuerdo ahora que conversando con el Maestro Sabaoth, me enseñó que la duda,
los resquemores y los recelos, no son otra cosa que manifestaciones sutiles del
odio. Y el odio es lo contrario del amor que nos predicó el Cristo como
doctrina de reconciliación y de desarrollo del alma. Es el odio lo que tiene el
mundo al borde de una hecatombe nuclear que borraría todo vestigio de vida
sobre la faz del planeta, cumpliéndose así la profecía del Gran Hierofante Pedro, en
Hechos de los Apóstoles.
Millones de personas andan
oscilando de un lado a otro diariamente. No son estables. Bipolares
irreductibles. Un día son puros y otro día son inicuos, contumaces y
depravados. Un día son castos y otro fornicarios, lujuriosos. Un día son
altruistas y otro son interesados, ruines y materialistas. Un día traidores y
otro leales o fieles hasta morir. Un día devotos y otro indiferentes. Un día
proactivos, excelentes trabajadores y
otro día flojos clínicos e irresponsables.
En fin, la variación o
manifestación conductual está directamente relacionada con el ego o yo psicológico
que tenga el comando de nuestros actos en determinado momento. Eso es lo que
ocurre cuando dejamos de ejercer la vigilancia sobre nuestros pensamientos,
nuestros actos y sobre nuestro verbo. “Debemos permanecer alertas y vigilantes como el vigía en
épocas de guerra.” dice el ritual
gnóstico.
Esa bipolaridad, ese trajinar
de un lado a otro, es lo que puede
decretar nuestro fracaso en el sendero probatorio. Es urgente estabilizarnos. Es
urgente crear, sostener y trabajar incesantemente por vivir en un centro de
gravedad permanente.
Esos que andan buscando y
siguiendo Maestros fuera de sí mismos y olvidando su propio Maestro Interno,
que es su propia verdad, son un
estruendoso fracaso. “Esos que no
son ni fríos ni calientes, el Padre los vomitará de su boca”. Esa es la razón que tuvo el Cristo para decir: “El que no está
conmigo, está contra mí.”
Por la brevedad de los tiempos,
es urgente salirse de los influjos fatales de la ley del Péndulo y ubicarnos
bien estables. Necesitamos ser constantes y decididos. Necesitamos crear una
disciplina esotérica, que revolucione nuestra vida y cambie radicalmente a este
viejo hombre en un hombre nuevo, con recto, pensar, recto actuar, recto sentir.
“La
sabiduría gnóstica es la flecha que rompe el odre de las almas que se creen
virtuosas”. Pablo, en Hebreos, 12, nos dice: “Hijo mío, no menosprecies la disciplina
del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él. El Padre al que ama
disciplina. Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina,
Dios os trata como a hijos; porque ¿Qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina?”
La final trompeta ya se ha
tocado. Es tiempo ahora de salir de ese péndulo mortal que es el arcano 6. Es
urgente modificar nuestras gravedades y despejar la ecuación que nos pone entre
la virtud y el vicio, la encrucijada mortal que nos convierte en Ángeles y
demonios al mismo tiempo. Hay que convertir el arcano 6 en el 9 de la Iniciación,
en el 9 del ermitaño, de los trabajos firmes y sostenidos con la Piedra Cubica
de Jesod.
Permita Dios Todopoderoso que
Thot, el escriba sagrado de los Dioses Santos y el que confiere la vida a las
almas del futuro, registre el fallo a nuestro favor. Solo entonces podremos
pronunciar las palabras sagradas de Osiris:
HI KHAN SHENTIN
HOSIN RA.
MARIANO JOSE HERRERA
VILLERA
MAESTRO M.K.
Quienes tengan inquietudes o
preguntas, favor escribir al correo herreramarianoj@gmail.com
y gustosamente les daremos objetiva y oportuna respuesta.
Apreciado lector (a), mucho agradecemos hacer tu donación para el sostenimiento y pago de esta noble misión de Pedagogía Espiritual. "Dando es como se recibe".