miércoles, 23 de mayo de 2018

LA IMPORTANCIA DEL CIERRE DE CICLOS

Imagen: Archivo digital 

Toda la vida del ser humano transcurre en ciclos. En etapas claramente demarcadas por elementos, eventos, circunstancias o características bien definidas. Identificar esos elementos o características y proceder asertivamente  constituye una ventaja y un beneficio extraordinario para todo caminante del sendero de la Luz.
Una vez concluido un ciclo, es necesario cerrarlo conscientivamente para así ir viviendo el siguiente,  de acuerdo a las prescripciones de la Ley Divina y de los cánones que nos rigen externa o internamente.

Los ciclos son de variado orden y naturaleza y afectan nuestras vidas en todos los aspectos. El ciclo fetal, el de la niñez, el de la adolescencia, el de la juventud, el de la madurez, el de la vejez.

Ciclos de estudiante y  de profesional. Ciclos de subalterno y ciclos de jefe. De obedecer y de mandar. Ciclos de empleo y desempleo. De abundancia y escasez. De salud y de enfermedad. De alegrías y de tristeza. Ciclos de humillación y de exaltación. De triunfos y derrotas.

Ciclos de ignorancia y ciclos de luz y sabiduría. Obscuridad y tinieblas. De confusión y de claridad. Ciclos de soltería y de matrimonio o compromiso. Ciclos de  unión y de desunión, acuerdo y desacuerdo. De gusto y disgusto.

La vida tiene siempre subidas y bajadas. Y eso es sumamente conveniente para el ser humano, porque si la vida fuera una línea horizontal no habría retos, ni desafíos que midieran las capacidades y la inteligencia para superar obstáculos y convertirlos en ventajas competitivas. La resiliencia es eso.

Hay casos de incongruencias en que no concuerdan la edad cronológica con la edad mental, o con el desarrollo intelectivo. Casos de niños que piensan como viejos y de viejos que piensan como niños. Esposos que siguen pensando y actuando como solteros, irresponsables, adúlteros, contumaces, infieles, derrochadores y desadaptados. Quienes actúan así, fracasan inexorablemente.

Viejos pervertidos, desvinculados de su ciclo de ancianidad,  y que se creen jovencitos y dispuestos a seducir a jóvenes doncellas o en disposición siempre de galanteos y poses lujuriosas, fuera de todo respeto y  cordura.

Niños que se creen muy adultos y sabios, que se adelantan al ciclo natural de sus vidas. Niñas que desde los 12 años o menos, tienen relaciones sexuales y quedan embarazadas, sembrando así sus vidas de estigmas dolorosos que dificultaran su desarrollo biopsiquico normal.

Quienes moderna y equivocadamente dicen ahora que “el tiempo de Dios es perfecto,” ignoran que Dios no tiene tiempo, que la eternidad es una de sus cualidades. Lo que quieren decir es que las cosas ocurren cuando Dios permite que ocurran. Sin embargo,  el hombre hace lo que le da la gana y no tiene en cuenta los preceptos divinos. Por lo cual, respecto al comportamiento de muchos niños modernos diríamos que: “fruto que se madura temprano, también temprano se pudre”.

Las naciones y pueblos de la tierra también experimentan esos ciclos. Ciclos de paz y ciclos de guerra, de abundancia y escasez. De prosperidad y de miseria. De contracción de la economía y de expansión de la economía.

De eso, todos tenemos muchos ejemplos vistos o vividos. La persecución e incineración de más de diez millones de judíos por parte de los nazis es histórica y asqueante. La división de Alemania y las políticas crueles del muro de Berlín fueron ciclos patéticos y crueles que todos vimos.

La “guerra fría” que tuvo al mundo al borde de una hecatombe nuclear fue un ciclo riesgoso y doloroso, vergonzoso para toda la humanidad. Afortunadamente y enhorabuena se cerró.

Las criminales persecuciones y ejecuciones de la Iglesia romana en tiempos de la infeliz  Santa Inquisición y del malvado Marques de Torquemada, son un capitulo, un ciclo nefasto,  negro de la negra historia papal.

Por la brevedad de los tiempos que vivimos es urgente que el discipulado mundial aprenda a identificar sus respectivos ciclos. Urgente que aprenda a cerrar conscientivamente viejos ciclos para que puedan abrirse los nuevos. Perjudicial que se continúe en la  mecanicidad,  viviendo erráticamente, como hojas al viento.  Recordad que “Los rituales de los antiguos templos son negros”.

Muchos hermanos de la senda gnóstica se anclaron y todavía permanecen en la primera etapa.  No avanzaron. Se petrificaron mirando hacia el pasado y se quedaron como la mujer del justo Lot. Eso es lo que significa esa alegoría: la sabiduría que se paraliza, que se inmoviliza y que por tanto, petrificada, no sirve para nada y para nadie.   

Algunos hermanos gnósticos sin quererlo se han quedado como la mujer de Lot. Viendo hacia el pasado. Incluso, creen que los únicos Maestros son  el Divino Iniciador Samael Aun Weor, y los Santos Maestros que se realizaron con él. Se niegan a reconocer otros Maestros. Sin embargo, la doctrina y enseñanza samaelianas son tan prolijas y efectivas que muchos llegaran a Iniciaciones de Misterios Mayores por medio de ellas,  pero siempre con la ayuda de la Madre Divina Kundalini, que es quien nos lleva seguros de su mano hacia el Cristo adorable, el Salvador y Redentor de todos nosotros. 

Seguir personalidades de antiguos Maestros no es que sea malo, porque tal vez, sea un reconocimiento a su vida, a sus méritos, a su obra, a su sacrificio; sin embargo, seguirse así mismo, a su propio Maestro Interno, es todavía mejor. Justamente, ese seguir personas es lo que divide y convierte en fanáticos a los hermanos gnósticos y lo que ha dividido la Gnosis de los Sagrados Misterios en Instituciones ineficientes que  producen muy pocos  seres de Luz
.
Hay que cerrar esos ciclos de idolatría, de personalismos, de mecanicidad, de innumerables leyes  que imposibilitan nuestra libertad y nuestra felicidad. Marchemos unidos hacia el seno del Omnimisericordioso. Recordemos que: “lo que se ve, fue hecho de lo que no se ve. Pues las cosas visibles son pasajeras, pero las invisibles son eternas”, tal como lo dijo Pablo, en una de sus 13  epístolas.

Cerrar ciclos es cambiar.  Es  no echar vinos nuevos en odres viejos. Es avanzar de momento en momento. Es Thelema en acción. Es sacudirse el polvo de las sandalias. Es renovarse constantemente. Es vivir el misterio del ave Fénix que resucita de entre sus propias cenizas. Cerrar ciclos es limpiar lazos karmicos que se repiten de esta o de vidas anteriores y abrirnos portales nuevos para avanzar en el sendero probatorio y construir nuestro propio Templo para que el Dios Vivo habite en él. Cerrar ciclos es dejar las rebeldías y empezar a obedecer las leyes y preceptos divinos. Es formar al hombre nuevo dentro de nosotros mismos para que el Cristo Intimo se manifieste en el con  toda su Gloria.

CIRCULUS EXTREMITATIS CORPORIS LUNE.
ASI ES. ASI ES. ASI ES.

MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.

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