Imagen: Archivo digital |
Toda la vida del ser humano
transcurre en ciclos. En etapas claramente demarcadas por elementos, eventos,
circunstancias o características bien definidas. Identificar esos elementos o
características y proceder asertivamente
constituye una ventaja y un beneficio extraordinario para todo caminante
del sendero de la Luz.
Una vez concluido un ciclo, es
necesario cerrarlo conscientivamente para así ir viviendo el siguiente, de acuerdo a las prescripciones de la Ley
Divina y de los cánones que nos rigen externa o internamente.
Los ciclos son de variado orden y
naturaleza y afectan nuestras vidas en todos los aspectos. El ciclo fetal, el
de la niñez, el de la adolescencia, el de la juventud, el de la madurez, el de
la vejez.
Ciclos de estudiante y de profesional. Ciclos de subalterno y ciclos
de jefe. De obedecer y de mandar. Ciclos de empleo y desempleo. De abundancia y
escasez. De salud y de enfermedad. De alegrías y de tristeza. Ciclos de
humillación y de exaltación. De triunfos y derrotas.
Ciclos de ignorancia y ciclos de luz
y sabiduría. Obscuridad y tinieblas. De confusión y de claridad. Ciclos de
soltería y de matrimonio o compromiso. Ciclos de unión y de desunión, acuerdo y desacuerdo. De
gusto y disgusto.
La vida tiene siempre subidas y
bajadas. Y eso es sumamente conveniente para el ser humano, porque si la vida
fuera una línea horizontal no habría retos, ni desafíos que midieran las
capacidades y la inteligencia para superar obstáculos y convertirlos en ventajas
competitivas. La resiliencia es eso.
Hay casos de incongruencias en que no
concuerdan la edad cronológica con la edad mental, o con el desarrollo
intelectivo. Casos de niños que piensan como viejos y de viejos que piensan
como niños. Esposos que siguen pensando y actuando como solteros,
irresponsables, adúlteros, contumaces, infieles, derrochadores y desadaptados. Quienes
actúan así, fracasan inexorablemente.
Viejos pervertidos, desvinculados de
su ciclo de ancianidad, y que se creen
jovencitos y dispuestos a seducir a jóvenes doncellas o en disposición siempre
de galanteos y poses lujuriosas, fuera de todo respeto y cordura.
Niños que se creen muy adultos y
sabios, que se adelantan al ciclo natural de sus vidas. Niñas que desde los 12
años o menos, tienen relaciones sexuales y quedan embarazadas, sembrando así
sus vidas de estigmas dolorosos que dificultaran su desarrollo biopsiquico
normal.
Quienes moderna y equivocadamente
dicen ahora que “el tiempo de Dios es perfecto,” ignoran que Dios no tiene
tiempo, que la eternidad es una de sus cualidades. Lo que quieren decir es que
las cosas ocurren cuando Dios permite que ocurran. Sin embargo, el hombre hace lo que le da la gana y no tiene
en cuenta los preceptos divinos. Por lo cual, respecto al comportamiento de
muchos niños modernos diríamos que: “fruto que se madura temprano, también
temprano se pudre”.
Las naciones y pueblos de la tierra
también experimentan esos ciclos. Ciclos de paz y ciclos de guerra, de
abundancia y escasez. De prosperidad y de miseria. De contracción de la
economía y de expansión de la economía.
De eso, todos tenemos muchos ejemplos
vistos o vividos. La persecución e incineración de más de diez millones de
judíos por parte de los nazis es histórica y asqueante. La división de Alemania
y las políticas crueles del muro de Berlín fueron ciclos patéticos y crueles
que todos vimos.
La “guerra fría” que tuvo al mundo al
borde de una hecatombe nuclear fue un ciclo riesgoso y doloroso, vergonzoso
para toda la humanidad. Afortunadamente y enhorabuena se cerró.
Las criminales persecuciones y
ejecuciones de la Iglesia romana en tiempos de la infeliz Santa Inquisición y del malvado Marques de
Torquemada, son un capitulo, un ciclo nefasto, negro de la negra historia papal.
Por la brevedad de los tiempos que
vivimos es urgente que el discipulado mundial aprenda a identificar sus
respectivos ciclos. Urgente que aprenda a cerrar conscientivamente viejos ciclos
para que puedan abrirse los nuevos. Perjudicial que se continúe en la mecanicidad,
viviendo erráticamente, como hojas al viento. Recordad que “Los rituales de los antiguos
templos son negros”.
Muchos hermanos de la senda gnóstica
se anclaron y todavía permanecen en la primera etapa. No avanzaron. Se petrificaron mirando hacia
el pasado y se quedaron como la mujer del justo Lot. Eso es lo que significa
esa alegoría: la sabiduría que se paraliza, que se inmoviliza y que por tanto, petrificada, no sirve para nada y para nadie.
Algunos hermanos gnósticos sin
quererlo se han quedado como la mujer de Lot. Viendo hacia el pasado. Incluso,
creen que los únicos Maestros son el
Divino Iniciador Samael Aun Weor, y los Santos Maestros que se realizaron con
él. Se niegan a reconocer otros Maestros. Sin embargo, la doctrina y enseñanza
samaelianas son tan prolijas y efectivas que muchos llegaran a Iniciaciones de
Misterios Mayores por medio de ellas, pero
siempre con la ayuda de la Madre Divina Kundalini, que es quien nos lleva
seguros de su mano hacia el Cristo adorable, el Salvador y Redentor de todos
nosotros.
Seguir personalidades de antiguos
Maestros no es que sea malo, porque tal vez, sea un reconocimiento a su vida, a
sus méritos, a su obra, a su sacrificio; sin embargo, seguirse así mismo, a su
propio Maestro Interno, es todavía mejor. Justamente, ese seguir personas es lo
que divide y convierte en fanáticos a los hermanos gnósticos y lo que ha
dividido la Gnosis de los Sagrados Misterios en Instituciones ineficientes
que producen muy pocos seres de Luz
.
Hay que cerrar esos ciclos de
idolatría, de personalismos, de mecanicidad, de innumerables leyes que imposibilitan nuestra libertad y nuestra
felicidad. Marchemos unidos hacia el seno del Omnimisericordioso. Recordemos
que: “lo que se ve, fue hecho de lo que no se ve. Pues las cosas visibles son
pasajeras, pero las invisibles son eternas”, tal como lo dijo Pablo, en una de sus
13 epístolas.
Cerrar ciclos es cambiar. Es no
echar vinos nuevos en odres viejos. Es avanzar de momento en momento. Es
Thelema en acción. Es sacudirse el polvo de las sandalias. Es renovarse
constantemente. Es vivir el misterio del ave Fénix que resucita de entre sus
propias cenizas. Cerrar ciclos es limpiar lazos karmicos que se repiten de esta
o de vidas anteriores y abrirnos portales nuevos para avanzar en el sendero
probatorio y construir nuestro propio Templo para que el Dios Vivo habite en
él. Cerrar ciclos es dejar las rebeldías y empezar a obedecer las leyes y
preceptos divinos. Es formar al hombre nuevo dentro de nosotros mismos para que
el Cristo Intimo se manifieste en el con
toda su Gloria.
CIRCULUS EXTREMITATIS CORPORIS LUNE.
ASI ES. ASI ES. ASI ES.
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
Apreciado lector (a), mucho agradecemos hacer tu donación para el sostenimiento y pago de esta noble misión de Pedagogía Espiritual. "Dando es como se recibe".
GNOSIS DE VANGUARDIA
paypal.me/gnosisdevanguardia
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