Dios es uno solo. El principio eterno de todo lo existente es uno solo. Y si Dios es uno solo ¿Por qué hay tantas religiones?
El Maestro Gargha Kuichines me enseñó que “Dios es simple, pero el hombre es complicado”. Y mire que bien complicado, y entre más infernal es el dominio del ego sobre las manifestaciones de su personalidad, más complicado, más sufrido, más tenebroso y más abismal es el hombre.
Existen actualmente más de 4.200 religiones en todo el mundo y cada una cree poseer la verdad absoluta, y en función de ello descalifica, discrimina y hasta persigue a la otra. Incluso se da el caso que dentro de la misma religión hay sectas que batallan a muerte contra las otras, como en el cristianismo, los católicos contra los Testigos de Jehová , los evangélicos, los pentecostales y muchos más. Recordemos las matanzas de los Cruzados contra los Templarios, que eran y son todavía poseedores de grandes conocimientos y Misterios de la Luz Divina. La persecución fue por toda Europa y llegó hasta la ciudad jordana de Petra, en el Asia Menor, y allí ejecutaron hasta sus últimos descendientes.
Dios jamás ha fundado ninguna religión. Las religiones todas son producto de la imagen y concepción que el hombre tiene de Dios y ellas corresponden a diferentes épocas, o edades, a aspectos culturales, a zonas geográficas o a expresiones de liderazgos humanos que con su fuerza han impactado sobre sus tiempos y sobre la masa social de la cual fueron parte.
Si Dios es uno solo, debería haber entonces una sola religión. El evangelio de San Juan, que es el más elevado de todos los conocidos, proclama en el capítulo 1, versículo 18 que: “A Dios nadie le vio jamás. Solo el Hijo que habita en su seno, Él le ha dado a conocer.” A nosotros se nos ha enseñado en lo interno que: “Cristo es Dios manifestado. Por tanto, Cristo es Dios.” El mismo Cristo nos enseñó la doctrina del amor, como única vía de llegar al Padre Creador, y es esa misma doctrina la que sustenta y da vida a toda la enseñanza cristica. Por lo cual nos dijo: “Un mandamiento nuevo os voy a dar. Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Y tan grande fue su amor que ofrendó su vida por nosotros en el ara santa de la Cruz.
Resultaría un sueño casi imposible imaginar sentados en una mesa de amoroso compartir ideológico o litúrgico, a los Ayatollah sunitas o shiitas del Islam, a los ultraístas católicos, los budistas tibetanos, a los hindúes, a los ortodoxos rusos o griegos, los cabalistas hebreos. Eso es imposible. Aunque todos ellos digan practicar la doctrina del amor, esa es una verdad a medias. Pues una práctica de esa naturaleza lesionaría sus múltiples intereses y dejaría espacios al ecumenismo, para el desarrollo de la Religión Universal, la Religión del Amor verdadero preconizado por el Hijo del Tesoro de la Luz, nuestro Señor y Redentor. Esa es la única vía que nos redime del dolor, de las tinieblas, del sufrimiento, de la ignorancia y del abismo. La única vía que posibilita nuestro sueño de eternidad, el sueño Ícaro hecho realidad. Solo así lograremos alcanzar el gozo supremo, que es un estado de la consciencia que está más allá de la felicidad, del placer y la alegría. Términos estos últimos que el hombre que no esté caminando en ninguna de Las Tres Montañas, alcanza a diferenciar y mucho menos a comprender, pues no puede distinguir entre lo sensual o excitatorio y lo paramahansa sensual. Aquello que solo es posible captar por parte del Espíritu Puro, estando lejos de todo condicionalismo y de toda influencia del ego animal en cualquiera de sus esferas o regiones.
Para efectos de presentar un ejemplo real y conocido por todos, está la actual separación entre las llamadas corrientes de la Gnosis contemporánea. Samael Aun Weor, con grandes sacrificios y limitaciones físicas, enseñó la Gnosis de los Misterios del Altísimo en forma objetiva, científica, luminosa y sencilla. Ese acto de pedagogía gnóstica fue un triunfo total para los planes divinos.
Sin embargo, de ese hecho se derivaron matices, actitudes, corrientes y contracorrientes irreconciliables, turbias y egoístas que han disminuido la fuerza, el ímpetu samaeliano afectando severamente la eficacia del mensaje de salvación que pregonamos difundir.
Persisten en todo el mundo, gnósticos que se dicen ser seguidores de Litelantes, de Gargha Kuichines, de Rabolu, de Lackshmy, a quien incluso, le han endiosado y conferido la jerarquía de Shristus-Lucifer, como si esa fuera una exclusividad del Maestro y no una realización celestial a la cual todos podemos acceder. Está también la corriente de Anubis Sabaoth, que ahora dirige la Maestra en que se manifiesta el logos Orifiel. Además de todas las vertientes anteriores, pre existía el gnosticismo de Huiracocha, el de H.P.B., el de Carpocrates, el de Orígenes, el de Simón el Mago, el de Juan el Bautista, a quien muchos confundieron con el Mesías y así, tantos otros exaltados profetas del Dios Altísimo.
La Gnosis es una sola, por tanto, no deben existir tantas y tan antagónicas corrientes que avergüenzan el mandamiento y grandeza del amor. Esas manifestaciones enfrascadas en inacabables descalificaciones reciprocas, en persecuciones, calumnias y ofensas, no son otra cosa que manifestaciones satánicas de la luna negra, del país psicológico de esos pobres seres humanos que, en vez de integrarse y fortalecerse, trabajan incesantemente para destruir al hermano de la senda y ponerle zancadillas, como si fueran el Guardián del Umbral, que persigue al Iniciado hasta la puerta del Aeon 13, gozándose de sus desdichas y fracasos.
Cada Maestro busca seguidores, loas, alabanzas y coqueteos espirituales de los discípulos. Cada grupo busca manifestarse contra los otros y dentro de las mismas instituciones hay preferencias y tráfico de influencias para ascender a puestos o cargos, para realizar rituales, para autocalificarse como misioneros y tantas otras bagatelas que distraen al caminante y le hacen perder el norte y sentido de orientación hacia la Luz Verdadera, que es su Cristo Intimo.
Todas esas son organizaciones humanas, que semejan partidos políticos tropicales. Por todo lo cual me he preguntado tantas veces, si eso hacen no teniendo remuneración esos cargos, ¿Qué harían si tales funcionarios fueran pagados?
Adicionalmente a todo lo anterior, las prenombradas instituciones se han quedado anquilosadas en el tiempo, y su nivel espiritual-vibracional, su nivel de despertar está orientado a seguir una enseñanza atrasada, con paradigmas rígidos, lo cual hace que se pierda el sentido de la oportunidad. Recordemos que el árbol cambia de hojas según el tiempo, pero su raíz es la misma.
Tabúes, mitos, cultos como los rituales de los antiguos tiempos. Lenguaje medieval con muchas palabras y poco contenido. Mitomanismos y falsas promesas de mundos suprasensibles y poderes divinales, sin muerte verdadera, ni renuncia a nada, es la permanente promesa que le hacen a los novicios buscadores.
Religión es re-ligare. Es volver a unir, a juntar al alma con el principio eterno de todo lo creado, con Dios mismo. Es conocer y enseñar con el ejemplo el camino de la liberación. Sin embargo, esos grupos están llenos de leyes, de normas, procedimientos, reglas, disposiciones y preceptos esclavizantes. Entre más leyes, menos libertad. Entre menos amor, mayor distancia con el verdadero y único Dios. A mayor distancia con Dios, más sufrimiento, más dolor, más ignorancia, más tinieblas físicas y psicológicas. He allí el origen de tantas religiones y de tanta confusión.
Hay que salirse de esos círculos de empedernidos creyentes y fanáticos que son todas las religiones. Hay que buscar lo Universal, lo Cósmico, aquello que es esencia pura. Aquello que es en sí mismo, que contiene el don Supremo de la Continencia, que es la causa existente por sí misma. El Don perfecto de existir en sí, esto es de SER.
Obviamente la unión suprema, definitiva y eterna con Dios, jamás podría darse si estamos anclados, esclavizados adorando momias humanas, enclaustrados en instituciones pétreas, pleistocenicas o jurásicas. Si no somos capaces de revolucionarnos, de romper esquemas y paradigmas, si no practicamos intensamente y de instante en instante los 3 factores de la Revolución de la Consciencia, si no practicamos el mandamiento de amarnos los unos a los otros, con todo lo que eso significa y conlleva, jamás podríamos ser estrellas o soles del vasto universo cristico. María Magdalena me dijo: “Véncete a ti mismo y vencerás.” OMNIS JAUM ÍNTIMO.
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
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