lunes, 16 de octubre de 2017

EL PERDÓN QUE ROMPE CADENAS


El perdón es la primera suplica del Cristo en la cruz, al Padre Eterno por toda la humanidad. Muchos ascetas, místicos, Iniciados y teólogos han explicado esta primera palabra del Salvador durante muchos siglos. Sin embargo, una cosa es explicarla y otra muy diferente es vivirla en toda su intensidad, en las profundas reconditeces del Ser, bajo la radiante luz de nuestro Sol de Medianoche.
Una cosa es abordar el perdón desde el punto de vista de la psicoterapia profesional o académica y otra cosa muy diferente es enfrentar el perdón desde el punto de vista del crecimiento espiritual, desde el punto de vista de las Iniciaciones Mayores en el Árbol Sephirotico o Árbol de la Vida.
En ambos casos siempre tendremos resultados positivos para nuestro avance y desarrollo espiritual. La psicoterapeuta norteamericana, Robin Casarjian, escribió un libro titulado “PERDONAR”,  que para la sociedad en general vale la pena leer y practicar a fondo.
Como caminantes del sendero del Cristo, de su Luz, de su Amor y de su Divina Gracia,  afirmamos rotundamente que, perdonar es otra manera de mirar el mundo. Es una vía eficaz de buscar la reconciliación no solo con el ofensor, sino con nosotros mismos. Es sanar las heridas y achicar distancias abismales entre víctimas y victimarios. Es darte una oportunidad y un aliento de superación en medio de la adversidad y del dolor. Es crecer en medio de la angustia. Es desarrollar al extremo la resiliencia de que tanto se habla en textos de muchas letras y de poco contenido. Es una valiente decisión que te traerá salud, paz y amor, y desarrollará en ti fuerzas cósmicas desconocidas que te darán una fortaleza y una visión del mundo más allá del tradicional blanco y negro convencional en que  habías mirado todos los procesos y toda tu existencia.
La rabia es uno de los agregados psicológicos más difíciles de superar para llegar al perdón pleno y total. Ella está originada en la malformación del elemento fuego en nosotros.  Si meditas serenamente en la rabia, te darás cuenta que tiene muchos yoes aliados que deberás trabajar solo, o en pareja para destruirlos radicalmente porque como agregados formados con fuego, solo se eliminaran con el fuego del Espíritu Santo que abundante se produce en el Arcano AZF. Todo esto si cumples rigurosamente con la comprensión que exige la Madre Divina Kundalini en los 49 niveles de la mente, ya que los defectos se manifiestan en todos esos niveles.
Esta Sabiduría había permanecido oculta desde todos los siglos, pero es mencionada en la Biblia en muchas metáforas o alegorías, y sostenida por Pablo en la epístola a los Colosenses, 2.14 y 15 y ahora profundamente explicada por el Venerable Iniciador Samael Aun Weor.  También el discípulo sin pareja puede ayudarse practicando  “EL PRECEPTO DEL DÍA CON RA”, ACTIVANDO EL Cateador Eneagrama en las noches con “EL PRECEPTO DE LAS SIETE PALABRAS O EL PRECEPTO DE LA MADRE DIVINA”. Únicamente así es posible transformar esos defectos y hacer que la energía y consciencia atrapadas en ellos vuelva al seno del SER para robustecerlo y devolverle la virtud o valor respectivo.
Algunas personas creen equivocadamente que aferrarse a la rabia, al rencor, al resentimiento, es sentir amor propio, es sentir poder, energía, mando, autoridad. Pero en realidad, detrás de un cuadro de rabia, ira o resentimiento solo hay un escondido sentido de impotencia, desilusión, miedo, inseguridad o aflicción que son yoes aliados, los cuales te hacen justificar tu actitud de rabia contra el semejante que te ofendió, o te lesionó en cualquier aspecto de tu incumbencia.
Veamos los detalles de nuestra anterior afirmación y meditemos sabiamente en cada uno de ellos para comprender su oculta anatomía y poder trabajarlos mejor.
  1. ¿Usas la rabia para tener la sensación de poder y de mando?
  2. ¿Usas la rabia como energía para que se hagan las cosas que quieres?
  3. ¿Usas la rabia para controlar a los demás?
  4. ¿Usas la rabia para no comunicarte con los demás?
  5. ¿Usas la rabia para sentirte a salvo o protegido?
  6. ¿Usas la rabia para afirmar que tienes razón?
  7. ¿Te aferras a la rabia para hacer que otros se sientan culpables?
  8. ¿Usas la rabia para encubrir tus verdaderos sentimientos y hacerte una coraza?
  9. ¿Usas la rabia para aferrarte a una creencia o a una relación de cualquier tipo?
  10. ¿Usas la rabia para mantenerte en tu papel de víctima?

Hermano lector, la rabia o ira es un terrible demonio del mundo causal que siempre va acompañado de violencia, de agresiones verbales, físicas o psicológicas que dañan por completo tu disposición de perdonar y también tu fisiología, tu paz, tu armonía y perjudica hasta la sana razón de tus actos. Hermano, mientras tu consideres que el ego de la rabia tiene orígenes en factores externos a ti, siempre serás impotente ante él y te tendrá como rehén en la cárcel de tu propia mente. La rabia te impide ver objetiva y realmente, que independientemente de tu relación con quien te la provocó, eres tú el responsable de dejarla marchar o aferrarte a ella y no perdonar. La rabia provoca resentimiento, y estos dos yoes son una infranqueable muralla para perdonar.
Perdonar es un acto de amor hacia los demás que se origina en el amor a ti mismo. Mientras que el perdón acerca y crea nuevos escenarios para la sana convivencia y el logro de la paz contigo y con los demás, la incapacidad para perdonar te deja anclado, petrificado, congelado en los hechos del pasado y negándote a salir de ese Samsara inferior en el cual perecerás víctima de tu propio egoísmo y miseria interior.
Otra cosa que incita a no perdonar es el hecho de permitirle a la mente repetir o revivir periódicamente la escena de la ofensa, de la agresión y eso es debido a que el practicante pierde el sentido de la auto-observación, del aquí y el ahora. Recuerdo que Hermes Trismegisto nos enseñó la doctrina del perdón, el amor y el olvido. Sin perdón es imposible llegar al amor y sin el olvido de la falta tampoco podremos perdonar de verdad, puesto que el recuerdo de la falta incita nuevamente al rencor. He allí por qué en la Biblia Dios dice en Hebreos 8,12: “Porque seré propicio a sus injusticias y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” Igualmente la oración del Padre Nuestro dice en su quinta petición: “Perdona tu todas nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.” Haciendo una rápida observación de esta petición, vemos que es la quinta debido a que ella está relacionada con la Ley Divina, pero aunque sabemos a cabalidad que “todo pecado será perdonado, menos el pecado contra el Espíritu Santo”, aquí es donde la humanidad tiene un grave tropiezo porque en vez de practicar la cultura del perdón, practica la cultura de la venganza, basada en la salvaje ley del Talión, que es “Ojo por ojo y diente por diente.” A propósito de lo cual el Mahatma Gandhi dijo en la otrora atribulada India:
“Si practicamos el ojo por ojo, tendremos un país de ciegos.”
Algunos Códigos Procesales Penales de Latinoamérica exigen que el victimario o agresor pida perdón a su víctima; sin embargo, eso es una palabra vacía de contenido porque se hace solo por cumplir un requisito, pero no por un verdadero arrepentimiento. Incluso, después de pedir perdón, dichos procesados han sido entrevistados y dicen que si volvieran a nacer, volverían a repetir tales actos. Entonces, se comprueba que su palabra y actitud es vana, es solo para cumplir requisitos procesales. Ese petitorio de perdón es una vergüenza, es un cinismo social y no un acto de reparación, ni mucho menos garantía de no repetición.
Ese no es el perdón verdadero que ayuda a construir sociedades en paz. Ese no es el perdón que rompe cadenas, sino un acto de insania social que las provoca.
A lo largo de nuestra vida hemos visto que hay odios pétreos, que parecen pasar de generación en generación. Odios entre regiones o países. Que se heredan de padres a hijos, contra otras familias, porque no hay perdón. Gente que viven esclavas de su propio odio visceral, que incluso han llegado a desaparecer porque la cadena de odio es una herencia fatídica y diabólica que nunca posibilita escenarios de paz, de amor, de rectificación y sana convivencia.
El odio perturba y enferma al ser humano. Hemos comprobado que las personas que sienten un arraigado odio, personas que jamás perdonan a nadie, finalmente mueren victimas de ese veneno mortal.  Hemos visto que detrás de una larga agonía, en pacientes muy longevos, existe la falta de perdón que impide hasta morir en paz.  Porque el estigma del odio, del resentimiento es un sello que envenena el ADN del alma dificultando el buen morir.   
El perdón que rompe cadenas de odio es absolutamente indispensable para construir un mundo mejor. Un mundo de paz, de bienestar. Mientras que el odio destruye, el amor construye. El amor es el estigma sagrado que nos identifica como practicantes y seguidores del Cristo. Porque Él lo dijo claramente: “En que os améis los unos a los otros sabréis que sois mis discípulos.” El amor es la doctrina, esencia y fundamento sagrado sobre el cual está constituido todo el Universo. El amor es el verdadero mana de la vida. Es el Cristo mismo. Por esa razón y con toda autoridad pudo decirnos en Juan, 6, 54: “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna y yo le resucitaré  en el día postrero.” Así es. Así es. Así es.


MARIANO JOSE HERRERA V.
MAESTRO M.K.
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GNOSIS DE VANGUARDIA
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