La quinta petición del Padre Nuestro, es "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy".
Cuando hacemos esa sagrada oración que nos dejó Jesús, el Cristo, muchos de nosotros no nos hemos detenido a reflexionar la profundidad de los Misterios que están detrás de esas palabras. Por lo cual, muchos creen que tal frase o súplica se refiere directamente a la comida física, al pan que las imágenes y los medios publican. Más no es así.
"El pan nuestro de cada día", tiene muchas acepciones, muchas aristas, mucha tela que cortar en el telar de la Divinidad.
En un mundo de dualidades, se refiere al pan físico y al super substancial de la vida eterna. El primero se relaciona con la comida de nuestro cuerpo físico, pero el segundo es el alimento de nuestra alma. Veamos:
La gente, en su mayoría enclaustrada en la cárcel tridimensional, invoca esta súplica imaginando un plato de comida en su manifestación material.
Pero el sabio, el filósofo, el místico saben que hay otras formas de alimento más allá de la comida física. El aire, por ejemplo, es una comida imprescindible, sin la cual no podríamos vivir ni siquiera díez minutos.
Este aire común es el sustento de los aires vitales, sin los cuales es imposible la vida. De cuyos aires vitales habla el Génesis, en la Biblia.
Los monjes budistas, y quienes meditan diariamente , y todos los caminantes del sendero del Cristo, necesitan controlar los aires vitales para relajarse y entrar al éxtasis, tal que les sea posible impactar el mundo celestial o material con sus poderosos Mantrams sagrados que son manjares del alma.
Hay un alimento espiritual, propicio para alimentar y formar alma, que es el Hidrógeno Si12, o sustancia crística, de la cual habló el Cristo en sus pláticas con los apóstoles.
La bendición permanente es también ingrediente de ese "pan nuestro de cada día".
Sin bendición de Dios estamos y estaremos perdidos irremediablemente. Y careceríamos de la Gracia Santificante, convirtiendonos de este modo en Desgraciados.
¿Qué sería del hombre sin la bendición de Dios ?
Sin la bendición de Dios nos convertiríamos en seres sin luz. Sin conexión divina. Sin la bendición de Dios. En Cuaternarios sin alma. Habitantes del Reino de las Tinieblas, del llanto y el crujir de dientes.
Sin la bendición de Dios vamos a la muerte segunda. Al imperio de los Arcontes devoradores de almas.
La Sabiduría y la Inteligencia son dos fuentes inagotables que alimentan el alma, en su peregrinaje al Reino de Dios y su emanación perfecta que es el Cristo.
La Sabiduría depende de lo alto, pero la Inteligencia depende del hombre. La Sabiduría es de los cielos. La Inteligencia es de los hombres.
La Sabiduría es Jachin en el Templo de Salomón. La Inteligencia es Boaz. Esas dos columnas guardan la entrada al Templo Interior de nuestro propio Dios. Son los Ángeles de Netzath y de Hod, nombrados en la Invocación del Sabio Salomón.
La Sabiduría es de Dios y su manifestación en el hombre depende de sus méritos, de su búsqueda, de su relación con el Creador y la Creación entera.
La Inteligencia es del hombre y no debe confundirse con el intelecto que es un órgano egoíco de la mente humana.
En el hombre equilibrado, que es hombre del Cuarto Camino, del que habló Gurdjieff, la Sabiduría y la Inteligencia se juntan en maridazgo celestial y fortalece la aparición de la Estrella de David en el alma.
He ahí la razón por la cual Salomón exclama: Inteligencia y Sabiduría, dadme la Corona. Es decir, la Corona de la Vida Eterna que nos unge como Reyes y Sacerdotes sobre la tierra, de las cuales cosas habla El Apocalipsis en el capítulo 1.
"Sin Sabiduría hasta el más inteligente andaría en tinieblas", diría mi Maestro.
La paz es otro ingrediente del "pan nuestro de cada día". Sin paz, aunque haya comida, no hay alimento. No nos nutre, sino que nos indigesta.
Sin paz no tenemos alegría, no tenemos salud física, ni mental, ni emocional, ni espiritual.
Sin paz hasta los momentos más alegres son tormentosos.
Sin paz ni siquiera podríamos dormir.
Sin paz, la vida es un constante suplicio.
Por eso, el Apóstol Pablo escribió en Filipenses, 4.7:
"Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano, guardará vuestros corazones en Cristo, Jesús".
Sin paz, la vida se acorta, por la excesiva generación de Cortisol, que es la hormona del stress, del cáncer y la que impide el sueño, puesto que inhibe la producción de oxitocina, serotonina y dopamina.
Sin paz no es posible ninguna Iniciación. He ahí por qué todo Ritual de la Santa Liturgia termina con la bendición y la fórmula:
"Para que la Paz más profunda reine siempre en vuestras almas y en vuestros corazones".
La carencia de paz nos afecta el mundo de relaciones y nos convierte en malas personas, malos hijos, malos esposos, malos padres, malos profesionales, malos amigos, malos vecinos, etcétera. En seres altamente tóxicos, rechazados por la sociedad y finalmente, convertidos en fracasados.
Sin paz, el mundo entero se volvería un caos. La paz es fruto del trabajo de los Arcontes del Orden Cósmico, que luchan permanentemente para que se respeten las leyes de la Creación entera.
Es pues, la paz un indispensable componente del "pan nuestro de cada día". Un alimento para el alma que nos ayuda a conectar con Dios y a permanecer tranquilos, empáticos y en armonía con nosotros mismos y con todo lo existente.
Sin paz hasta el amor es imposible.
Que Dios misericordioso y bueno nos dé el "pan *nuestro de cada día" con los ingredientes que hemos nombrado y con todos los demás de su Santo Reino. Amén. Amén. Amén.
MARIANO JOSÉ HERRERA V.
M.K.
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