Todo invento, todo descubrimiento e investigación
tiene como herramienta principal, la comunicación.
Hace 40 años era impensable que pudiéramos hacer una
llamada hasta el otro lado del mundo, desde un aparato tan pequeño, como un
celular. Podemos enviar cualquier mensaje escrito, o en imágenes hasta lejanas
tierras en otros continentes, a cualquier hora.
Las armas tecnológicas más avanzadas basan su letal
poder, no sólo en los materiales que las forman, sino en los sistemas de
comunicación, en la capacidad algorítmica de información.
Si un misil transcontinental o no, pierde
comunicación con su Centro de Comando, queda fuera de control, y sin
efectividad ofensiva.
Todos los avances y descubrimientos espaciales están
basados en fortalezas tecnológicas y comunicacionales.
Sin los Sistemas de Informática, las grandes
Corporaciones Industriales y Comerciales jamás podrían desarrollarse, ni
avanzar como lo hacen. La actividad de los gobiernos, el turismo, la aviación,
la Ciencia, la Investigación en todos sus aspectos y niveles, requieren de equipos
y Sistemas de Informática.
Las cotizaciones de todos los mercados bursátiles
tienen como imprescindible la tecnología de informática. Todas las áreas de la
economía y del quehacer mundial, se hacen sobre plataformas comunicacionales.
Las comunicaciones en redes sociales que pueden
estar de uno u otro lado del mundo, se hacen en forma perfecta, objetiva,
rápida y constante. Sin embargo, la
comunicación entre seres humanos de una misma familia, es demasiado pobre,
frágil, o inexistente.
La familia es
una Institución social y humana que está en crisis. Y una de las causas de esa crisis es la pésima
comunicación entre padres e hijos. Entre hijos y padres. O entre hijos entre
sí.
Hay hogares y familias disfuncionales, donde la
comunicación entre sus miembros es débil. Demasiada escasa y jamás sobre temas
esenciales a su naturaleza y valores. Cada
miembro es una isla y se protege bajo la dura caparazón del silencio cómplice,
o se esconde bajo la indiferencia por los demás.
Esta crisis de comunicación intrafamiliar crea una
crisis de autoridad, de organización, de cultura y pérdida de identidad de la
célula familiar. Así que, con esta
confusión vemos que los padres han perdido su función fiscalizadora, ductora y
orientadora de sus hijos. Y sus obligaciones laborales, sociales o de
negocios, les han convertido en simples proveedores de pan, techo y algunos
accesorios de la llamada vida moderna.
Los padres de
hoy son concupiscentes en la mayoría de los casos. No hay fidelidad verdadera
entre ellos. Es muy raro, muy extraño, conseguir esposos fieles que jamás hayan
tenido actos de adulterio.
Hay, incluso, familias disfuncionales donde los
miembros no comparten fines comunes y cada quien tiene sus propios intereses
contrarios a los demás. Verdaderas Torres de Babel, donde cada quien habla su
propia lengua, pero nadie se entiende. Confusión total.
Actualmente los padres no comparten tiempo con sus
hijos para intercambiar experiencias, enseñanzas, principios, o puntos de
vista. Ya eso no ocurre. Hijos que
hablan más con el teléfono y la televisión que con sus padres. Hijos que hablan
más con sus amigos y amigotes, que con sus padres.
Para los padres
de hoy, los niños son una dura carga para atender y esa tarea es dejada a los
maestros de guardería o educación inicial. En
otros casos, encontramos niños abandonados a crianza de los cómics. De “Peppa,” de “Los Simpson,” del “Hombre
Araña,” de “Harry Potter,” “Superman,” y toda una serie de
fantasiosas creaciones, que impactan el mundo infantil, transculturizando los
niños e infundiéndoles costumbres, vocabulario y quehaceres contrarios a la
realidad, o a las buenas costumbres. La “Tablet”
es la madre de los niños actuales.
Niños que si no tienen el canal de televisión de
comiquitas, o sus tablets, dicen frases como estas: “Estoy aburrido.” “Estoy cansado de estar aquí.” “Esto es cansón. Aquí
no hay nada que ver.” “Que fastidio. Aquí no quiero estar.” Frases que
develan un analfabetismo emocional. Una ausencia de verdaderos sentimientos y
una gran dependencia de esos programas. Orfandad
de afectos propios hacia padres, familia u hogar.
Por otro lado, los jóvenes y adolescentes son
rebeldes y es exigua la comunicación con sus padres. A veces el padre les
pregunta algo, y ni contestan, o si lo hacen es con monosílabos. La
predilección de ellos es por la música “reggae”,
por el “rap”, que son ruidos y no música. Pues carecen de
cadencias melódicas. Ruidos
tetrafonicos, sin lírica, sin estética, ni coherencia, vacíos de mensajes, y
que sólo sirven para exacerbar los bajos instintos de quienes los ejecutan.
Casi siempre, esos ritmos están vinculados con consumo de sustancias
psicotropicas, con hechos pornográficos, sucesos delictivos o sexo sin control.
Adicional a lo anterior, los jóvenes de hoy tienen
un lenguaje semiótico, basado en tatuajes, que expresan lo obscuro que llevan
por dentro. Entre más oculto esté el
tatuaje en su cuerpo, más pervertido es.
La familia tiene
que volver a ser nuestro centro de reunión. Nuestra primera escuela. Nuestro primer
y más cómodo aposento. Nuestra primera clínica de cuidados amorosos. La tierra
de nuestras raíces.
Es preciso relanzar el proyecto familia. Recomponer
relaciones de todo tipo. Falta dialogar con sinceridad, sin preconceptos que
menoscaben la tradición de gloria que por siempre han hecho que la familia sea
el primer proveedor de ciudadanos a la sociedad.
Hay padres que son precoces y que no están
preparados para tales roles.
Padres que quieren controlar todo y que, al final no
controlan nada. Que provocan a ira a sus hijos, como dijo Pablo apóstol.
Hay que volver caras hacia la Institución familiar.
La familia de hoy no necesita redefinir su papel. Lo que necesita es una resemantización en su naturaleza y valores.
Es urgente promover y enseñar valores, pero más con el ejemplo, que con vanas e
insubstanciales palabras. Hay que ayudar
a desarrollar virtudes. Las virtudes son capitales del alma y por tanto dones
eternos.
Los padres tienen que ayudar a sus hijos infundiéndoles
confianza, a través de una comunicación franca, pero no inquisitiva, que en vez
de cerrar puertas, las abra, para crear senderos de empatía, de integración, de
mutua comprensión.
No pueden los
padres convertirse en jueces de sus hijos, pero tampoco en permisivos que abran
compuertas a desmanes conductuales.
El mundo sufre una fuerte crisis moral que tiene su
origen en la familia moderna.
Hay un vacío existencial que produce un vacío
emocional, suplido con drogas, con música, con escapes, con psicotrópicos, que
los convierten en adictos compulsivos e irreversibles dependientes.
Salvar la familia, es salvar el presente y asegurar
el futuro a una humanidad cada día más confundida y deteriorada. Cristo ofrece
un camino para esa terapia sanadora. Buscar a Cristo y escuchar su palabra es
empezar a acercarnos a la formación de un hombre sabio, de un hombre
equilibrado física y espiritualmente, que sobrepase los límites de esta
humanidad y sea glorioso ejemplar de la tierra en el Cosmos Infinito. Sólo así, el sueño de Ícaro será realidad.
Sólo así podremos ser habitantes honrosos de la Heliópolis Celestial, la Ciudad
Santa, la Casa del Padre Eterno.
En la Biblia hay un pasaje en que los discípulos le
dicen a Jesús, que estaba dentro del Templo predicando: “Señor, tu madre y tus hermanos te buscan. Están afuera.” A lo que
Jesús, les responde, “¿Quiénes son mi familia?
Mi familia son los que escuchan mis palabras y hacen la voluntad de mi Padre”
No pierdas tu
linaje. No dejes de pertenecer a la familia del Salvador. El linaje de los
Seres de la Luz Divina.
Adelante, siempre adelante. No importa cuántas veces
hayamos caído. No importa cuántas existencias hayamos vivido para el ego, empecemos
ahora con fe y honradez.
"La Cruz es
el único camino para llegar a Dios."
"Sin crucifixión
no hay ascensión." Tú lo sabes.
SUR SUM CORDA.
GNOSIS DE VANGUARDIA
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