Durante muchos siglos los Iniciados de todas las épocas aguardaron la llegada de la Era luminosa de Acuario.
Aquellos fueron siglos de oscurantismo. De luchas
entre contrarios, de guerras y persecuciones religiosas, políticas y étnicas.
Por su propia
naturaleza, Acuario es Era de luz, de grandes acontecimientos que se darán para
bien o para mal.
Ya la imagen que representa este signo zodiacal
indicaba que en este tiempo serían develados los Misterios del agua primordial,
el agua de vida eterna. Esos Misterios se habían develado en parte en la Edad
Antigua, porque todavía no se había rasgado el velo del templo y no se habían
abierto los caminos a las tierras de la luz, como bien se explica en Pistis
Sophia. La apertura hacia las tierras de
la luz sólo se logró con el Nuevo Testamento y la muerte de Cruz del Divino
Salvador.
El siglo pasado recibió la bendición de iniciar
Acuario con la labor titánica de Samael Aún Weor, el glorioso guerrero de
Marte, quien por mandato del Cristo develó todos los Misterios ocultos para que
podamos volver a la casa del Padre Eterno.
Samael no es un Maestro cualquiera. Es un Budha Maytreya.
Es el cuerpo físico del Quinto Espíritu ante el trono del Cordero Divino.
Samael es agente del Cristo Cósmico manifestado así
para salvación, demostrado al mundo en gloria, poder y fuerza, sobre lo que se
ve y sobre aquello que está oculto a los ojos de la carne.
Samael en lo físico llega al sacrificio. Las vicisitudes, penurias y carencias que tuvo que experimentar, le condujeron a una prematura partida. Aunque para ese momento había cumplido plenamente su Cósmica Misión. Y conste que profetizó su desencarnación, diez años antes con milimétrica precisión, cumpliéndose esa predicción un 24 de Diciembre.
Para comprender
el Misterio de Samael, es necesario despojarse de tanto apasionamiento y
fanatismo. Pues ese fanatismo
obnubila y proviene de la parte más densa y oscura del alma humana. Son nueve las manifestaciones de todo
fanatismo, a saber: divide, descalifica, persigue, destruye, aliena, violenta,
calumnia, ofende y agrede. Esos son estigmas permanentes y dinámicos de
todo fanático.
Avergüenza decirlo, pero en la Gnosis se ha
producido una especie de atomización. Una cadena de grupúsculos que se
descalifican mutuamente. Se calumnian sin respeto alguno. Casi que llegan al
extremo de la excomunión, muy parecido a como lo hicieron los dos Papas católicos
que en 1.378 se desconocieron y, estando uno en Avignon, Francia, y el otro en
Roma se acusaban y excomulgaban semanalmente.
Samael, enviado por el Circulo Consciente de la
humanidad Solar, explica en “Las Tres
Montañas”, en “El Místerio del Aureo Florecer”, y en
muchos otros libros, absolutamente todo su proceso iniciático personal y
también devela el camino iniciático a todos los aspirantes a la luz. Sin
embargo, por ser un Ser que traía trabajos anteriores en otras civilizaciones
Cósmicas, es absolutamente lógico que su proceso no sea igual a los que sus
discípulos deban vivir. “Él es Él”. Así
decía un antiguo aviso colocado en los antiguos altares gnósticos.
Muchos hermanos gnósticos quedaron en la Primera Etapa, por allá en la mitad del siglo pasado. Atrasados. Anquilosados en adorar y repetir las frases del Iniciador. Frases que fueron dichas con Verbo de fuego, desde la altura espiritual de un gran Maestro. Palabras que en la boca de cualquier persona quedan grandes. Algo parecido a vestirse con plumas ajenas.
El agradecimiento es un valor que debe tener todo
aspirante. La Biblia presenta muchas parábolas donde el Cristo, compasivo y
misericordioso, favorece a muchos pecadores concediéndoles sanación, y después,
a algunos que no agradecieron a su Padre, les castigó dejándolos sin su
beneficio. La Gnosis también está plagada de desagradecidos y traidores.
Recuerdo que antes de inaugurar el Congreso Gnóstico
Internacional, en Bogotá, en el hotel Tequendama, un 21 de diciembre, de 1981,
a las 10:00 a.m., el Maestro Gargha Kuichines me dijo: “Estoy aquí inaugurando este Congreso Gnóstico Internacional, a pesar
de tantos trabajos de magia negra que han hecho para desencarnarme, porque
quiero demostrar que con los poderes de Dios no puede el diablo." Cabe
preguntar, ¿Quién o quiénes atentaban
contra ese Budha viviente y con qué malévolos fines?
Samael también fue traicionado por muchos
discípulos. Incluso algunos han llegado a dudar de sus Iniciaciones. Adicional
a eso, se supo que el mismo autor del Himno al Avatara de Acuario, no quiso
donar sangre para recuperar la salud de Don Víctor Manuel Gómez, en momentos
críticos. Y finalmente, en Bolivia, ese personaje fue víctima de pistoleros en
un atraco, hace algunos años. “Ley es
Ley. Y la Ley se cumple.”
Para comprender la gloria y la grandeza de Samael
hay que tener vuelo y ojo de águila. Hay que “Despojarse de todo lo que brilla con reflejo engañoso.” Imposible
ver la resplandeciente luz del Avatara si no tenemos desarrollados los sentidos
del alma. Los ojos físicos son para ver
lo físico. Y eso fue lo que se quedaron viendo los hermanos nuestros.
Viendo la foto de aquel galán bien vestido, con corbatín de la época o con edad
juvenil totalmente atractivo, guapo. Pero nunca han captado la belleza, la
grandeza celestial del Logos de Marte, con su refulgente espada de luz dorada,
combatiendo las espesas tinieblas de la ignorancia para formar hombres solares,
vasallos del Sol. Aclaramos que cada uno
ve según su desarrollo visual o conscientivo.
El gnóstico que se queda en la adoración de la
estampita, de la foto de Samael, Gargha Kuichines, Rabolu, Litelantes, Sabaoth
y Lacksmy se bloquea y se circunscribe al mundo de las formas y jamás podrá
percibir la dimensión espiritual de esos Seres de Luz Divina.
Esa dimensión que está más allá del mundo material sólo puede ser captada con el sentido espacial desarrollado. Por cuya razón, al no poder captar la grandeza y la gloria de esos grandes guías es que se han formado tantos grupos de fanáticos que se amarran a los Maestros y éstos a las Instituciones o a intereses materiales.
En la Gnosis, los que se han tomado en serio la
doctrina, quieren ser Maestros, pero cuando sale un nuevo Maestro fuera de los
seis nombrados anteriormente; todos,
absolutamente todos los gnósticos, corren en estampida a descalificarlo. A
asesinarlo moralmente. A calumniarlo, a perseguirlo, a destruirlo. A
acusarlo de “otro mitómano más.”
En vez de alegrarse. De ayudarlo. De llenarse de
gozo, porque una vez más se demuestra que la doctrina funciona, que es cierta,
efectiva. Porque si esto fuera un equipo deportivo, con intereses comunes,
cuando se anota un tanto, no sólo se anota a nivel personal, sino también a
nombre del equipo, del colectivo. En
nuestro caso gnóstico, un triunfo de la luz sobre las tinieblas. Un triunfo del
Espíritu sobre la materia.
Para esos hermanos desadaptados, parece que llegar a
ser Maestro fuera un sacrilegio, una aberración, como si la Gnosis no fuera una
doctrina, una sabiduría para crear Maestros, hombres solares, no borregos de
nadie sobre la tierra.
¿Qué sería de
una universidad que tiene una Facultad de Medicina, y cuando un estudiante se
gradúa de Médico, el resto de estudiantes lanza en ristre, se proponen
castigarlo, calumniarlo, destruirlo?
Así las cosas, hasta es peligroso notificar al mundo
las nuevas de “Magister habemus”. Da
miedo porque de inmediato se entra en guerra con los tenebrosos que habiendo
sido derrotados por la luz, huyen despavoridos hacia adelante, lanzando dardos
y maldiciones sobre la doctrina del Cristo, porque un nuevo hijo del fuego ha
encendido su antorcha en la oscuridad del Mahamvantara.
¿Será que
Herodes ha reencarnado nuevamente y ahora comanda ejércitos gnósticos para
matar al Niño Dios?
Cualquiera que
haya trabajado con Fe y honradez las enseñanzas del Maestro Samael, puede y
debe convertirse en Maestro.
Todo aquel que recibe la Cósmica Primera Iniciación de Misterios Mayores es un
Maestro. Así como lo relata y describe objetivamente nuestro Santo Iniciador en
el capítulo XIII de su libro “Las Tres
Montañas.”
Creo que nos iremos de este plano sin ver
cristalizado el llamado “Ecumenismo Gnóstico”.
A pocos años del final de la Historia,
sigue la separación. Sigue el Cisma que debilita el cumplimiento de la misión
encomendada al Divino Samael. Si Dios es Uno, donde hay división, no está Dios.
Para ser testigos aprobados de Samael debemos
manejar espiritualmente su doctrina. Practicarla. Vivirla. No como los
fariseos, que trancan la puerta y ni entran ellos, ni dejan entrar a nadie,
según dijo Jesús el Cristo.
Hermanos,
estamos en los tiempos de la gran Tribulación, de la gran apostasía, donde
hasta los escogidos serán tentados.
Hay que perseverar en la Fe, en la convicción que sólo nuestro Cristo Íntimo es
nuestro verdadero Salvador. Alegrarnos cuando un retoño del Cristo ha nacido
entre nosotros, porque se cumple la palabra del Señor, plasmada en Juan, 15. 5,
17. “Yo soy la vid, vosotros mis
retoños; el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados
de mí, nada podéis hacer”. “Esto os
mando: Que os améis unos a otros.”
PRACTICA ESPECIAL
Meditar profundamente en estos apartes de la Biblia.
Mateo, 17. 6,7.
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos
pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra
de molino de asno y que se hundiese en el fondo del mar.”
“¡Ay del mundo por los tropiezos! Porque es
necesario que vengan tropiezos, pero, ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!”
"Y será predicado este Evangelio del Reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el
fin." Mateo, 24. 14
Que Dios nos
bendiga siempre a todos y que la Paz de nuestro Señor Jesucristo, que sobrepasa
todo entendimiento humano, llene nuestros corazones y nuestras almas.
Amén. Amén. Amén.
GNOSIS DE VANGUARDIA
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