Foto: Archivo Digital Pixabay |
Algunos quisieran avanzar como Maestros, sin darse cuenta
que provenimos de existencias donde
hemos adquirido karmas terribles, los cuales debemos cancelar primero,
para que nuestro camino sea un poco más fácil.
Recordemos que un ritual de la Sagrada Liturgia dice: “Cumple todas las leyes el que une su voluntad a la Ley”.
Querer avanzar en el despertar de la consciencia, en la
formación de alma, es algo legítimo. Pero en muchas ocasiones el discípulo no
avanza por falta de Fe y Disciplina.
La mayoría de las religiones han confundido la fe con la
creencia. Aclaramos que la creencia es una actitud de la mente y de su órgano
materialista, el intelecto. Esta actitud está condicionada y determinada por
muchas circunstancias como: el nivel intelectual y académico, el medio
cultural, el estrato social y económico, el aspecto profesional y laboral, la
edad y hasta la familia.
Mientras que la fe es eterna, y pertenece al mundo del
Espíritu puro. Por tanto, no tiene, ni admite ningún condicionamiento. La fe
pertenece al mundo celestial, al mundo electrónico, a la Vida Libre en su
movimiento.
La fe es una virtud que solo concede el Espíritu Santo a
los que le aman y trabajan con honradez en las aguas puras de la renunciación,
lavando sus pecados en la sangre del Cordero.
Afirmamos que, la creencia tiene su origen en la mente que
es la guarida del ego, pero la fe proviene del mundo celestial, divino, donde
la materia de todo lo existente es la máxima concentración lumínica del fuego.
El mundo electrónico, tiene energías sutiles y desconocidas
para el humano. Energías capaces de
impactar y modificar el mundo visible y el invisible.
Imposible que la fe se manifieste en adúlteros y
fornicarios, o en cobardes y débiles. En gentes que no son ni frías ni
calientes.
La fe es convicción del valiente, del fuerte, del vivo, del
que ha comprobado que: “Con los poderes de Dios
no puede el diablo”, como dijera
el Maestro Gargha Kuichines.
Por otro lado, la disciplina tiene que ir de la mano de la
fe. “Sin fe es imposible agradar a Dios”.
Disciplina no es repetir mecánicamente una práctica, porque
la mecanicidad produce el sueño de la consciencia.
La disciplina es manifestación y consecuencia del
compromiso, de la responsabilidad que tenemos con el Cristo Intimo, con la
Cosmicidad, con nosotros mismos, para crecer cada día en Fe, en Espíritu, en
Verdad, en formación de alma, a través del fuego sagrado de la alquimia
celestial.
Disciplina es escudriñar diaria y permanentemente en la
Ciencia del Espíritu, todo aquello que necesitamos para volver a la casa del
Padre, a través del Cristo.
Necesario en este momento recordar que: “La práctica hace al Maestro”. Pero son las buenas prácticas. Creemos que esa es
la razón que impulsa a Pablo a afirmar en Romanos, 10,2, que: “Los judíos tienen celo de Dios, pero no conforme a
Ciencia” .
Esa Ciencia es la que encierra la sabiduría, los métodos,
las formas y las maneras de buscar,
hallar y pertenecer al mundo
celestial. “No todo el que dice, Señor, Señor, entrará
en el Reino de los cielos,” dice la Escritura Santa. Y en Mateo,
11,25, se lee: “Te alabo, Padre, Señor del cielo
y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y se las revelaste a los niños”.
La disciplina, de la mano de la fe, produce la convicción,
la participación directa del Misterio de Dios.
La falta de fe y disciplina ha hecho y hace que muchos
estudiantes gnósticos fracasen y después se conviertan en enconados
perseguidores y difamadores de nuestras sagradas enseñanzas.
Disciplina es constancia, es voluntad inquebrantable, es
seriedad, es tener el objetivo espiritual claro, bien definido y trabajar por
lograrlo permanentemente. En el misterio de la cruz TAO está el misterio de la
fe. “El que tenga entendimiento que entienda” .
Un General me enseñó que:
“No es la fuerza de la gota la que rompe la roca, sino su persistencia”. Para adquirir una disciplina inquebrantable, es
necesario desarrollar al máximo una voluntad indoblegable. Debemos batallar
contra el demonio de la mala voluntad que es uno de los tres traidores del
Cristo. Un terrible demonio que siempre va a tratar de influenciarte para que
no hagas tus prácticas, para que te desanimes. Para que encuentres una razón que
te haga desfallecer. Y así dejar todo de lado, convenciéndote que nada de esto,
de la fe y de las prácticas espirituales, vale la pena, para hablarte y decirte
que hoy no hagas la práctica, que la pospongas para otro día y tantas otras
razones para, finalmente, obligarte a abandonar el camino y poco a poco
convertirte en su esclavo. En un fracasado, en un aborto hanasmussiano, en un
guijarro del camino.
Al demonio de la mala voluntad se combate con auto
observación permanente, con auto
recordación intima de instante en instante. Se combate con diligencia, con
acción, con oración y con la conexión con el Cristo. A ese demonio lo
combatimos con ayuno verdadero, ofrendado a la Madre Divina Kundalini para que
sea ella quien lo reprenda en ambos mundos y nos defienda de sus maléficas
garras y dominio.
La conexión con el Cristo requiere concentración. Primero
se hace la Cadena de irradiar Amor y luego, con los brazos cruzados en aspas se
exclama por tres veces: “Que el poder del Cristo
me ilumine. Que el poder del Cristo me guie. Que el poder del Cristo me
proteja” finalmente pronunciar los mantrams de paz una sola vez:
JA PHAN PAX. Ja se pronuncia a la
derecha; Phan al frente y Pax hacia la izquierda.
La disciplina es recia, es dura, pero no hay otro camino
para formar al “hombre nuevo”. Del
capítulo 12, de la carta a los Hebreos, que consideramos es la obra magna de la
escritura paulista, extraemos lo siguiente:
“Hijo mío, no menosprecies la
disciplina del Señor, porque el Señor al que ama disciplina.
Si soportáis la disciplina, Dios
os trata como a hijos; porque, ¿Qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina?
En verdad que ninguna disciplina
al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.
En el desarrollo equilibrado de la Fe y la Disciplina está
una valiosa clave para nuestro
crecimiento y avance espiritual. Gnósticos que no son constantes y que no
tienen fe, son un fracaso, una rémora para las instituciones y para todo el
mundo, dice Samael, en Pistis Sophia.
PRACTICA PARA SUPERAR LA CRISIS
DE FE
1. Padre
nuestro y Ave María
2. Cadena
de irradiar amor
3. Solicitud
de ayuda al Espíritu Santo y a la Ley Divina para superar la Crisis de Fe. Se
hace la solicitud y se eleva al Tribunal de la Justicia con los mantrams KAU LA
KAU.
4. Exclamar
tres veces, de pie y con los brazos en aspas sobre el pecho: “Yo soy Aquel que
habita en el Ojo de Horus. He aquí que llego y pongo a MAAT bajo la custodia de RA. Apaciguo a Seth
haciendo ofrendas a AKER. Apaciguo a los demonios rojos adorando a KEB” .
5. Acostarse
boca arriba, con los brazos al lado del cuerpo y tomar respiraciones profundas
con el mantram HAM SAH por unos diez minutos. Luego pronunciar cantando siete
veces y en forma vibrada, con altos y bajos, la serie mantrica siguiente: A RA
BA SA MA DHI DHI DHI (si es posible adormecerse o inducir el sueño).
6. Al
levantarse, con el báculo en la mano derecha, pronunciar la Invocación del
Sabio Salomón. (si no tienes báculo, la pronuncias igualmente con fortaleza y
fe).
7. Pronunciar
el mantram BA EM AUSAR y dando gracias a las divinidades les pedimos su
bendición y nos hacemos la señal de la Cruz.
Confiamos, hermanos, que este
trabajo sea de gran utilidad para que triunfes y
sigas en el camino de la luz
divina. Que ella te guarde y bendiga siempre. En el
Nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo y en el Nombre del Sacrum
Septenarium. Así es. Así es. Así
es.
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
Apreciado lector (a), mucho agradecemos hacer tu donación para el sostenimiento y pago de esta noble misión de Pedagogía Espiritual. "Dando es como se recibe".
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