jueves, 22 de noviembre de 2018

LA LINGUISTICA DIVINA

Foto: Pixabay 
La lingüística es la ciencia que estudia la lengua como sistema de comunicación humana.

Sin embargo, hay dos tipos de lingüística: La elemental y la transcendental. La lingüística humana y la divina.

La lingüística humana tiene muchas vertientes, muchos exegetas, muchos intérpretes y, en su conjunto, conforma la llamada Torre de Babel. La eterna confusión de lenguas.

Mientras la lingüística humana es subjetiva y está sujeta a variadas interpretaciones, la lingüística divina es univoca, es objetiva y corresponde a un sistema universal de comunicación. A esto es a lo que se le llama supra lingüística.

La lingüística divina o superior no utiliza caracteres, ni grafías, ni letras. Utiliza códigos celestiales que sería imposible explicar o enumerar con lenguas humanas, debido a la imperfección de estas y a sus limitantes comunicacionales.

Contrario a lo concebido por Ferdinand de Saussure, en la lingüística universal no hay diferenciación entre significado y significante, pues el mensaje, y/o significado no hace tal diferencia. Es un todo. Se comprende desde el alma. Mientras el mensaje de las lenguas humanas es entendido desde la mente. Esto en los Misterios cristicos, quiere decir que quien interpreta es el ego, en sus diferentes manifestaciones, con sus intereses y con su energía infradimensional. Ahora comprenderemos la razón por la cual, esta comunicación es no solo subjetiva, sino susceptible de equivocación.

Los mensajes de la lingüística divina son objetivos, directos, precisos y concisos. Sin embargo, para su cabal interpretación necesitan de un nivel conscientivo. Descifrar símbolos o mensajes supra lingüísticos requiere del esfuerzo, participación y colaboración del Centro Intelectual Superior y del Emocional Superior, más algunas facultades del alma como: la intuición, la telepatía, la clarividencia, la clariaudiencia, el oído oculto, el discernimiento superior y el desarrollo del sentido espacial.

Urgente recordar que cada centro tiene un aspecto superior y otro inferior. Uno celestial y otro infernal. El centro intelectual tiene su parte superior en la inteligencia. Y su parte inferior en el intelecto con su pesado fardo materialismo, de falsa ciencia o ciencia del ojo. Sus teorías vanas e insubstanciales. Sus conceptos y preconceptos, prejuicios y arrogancia descalificadora e hiriente.

La parte superior del Centro Intelectual se denomina Inteligencia, y modernamente la UNESCO la ha definido como: “La capacidad de reaccionar ante los estímulos del medio ambiente exterior o interior.”  Y también como: “La capacidad de almacenar información y manejarla.”
Los mensajes de la lingüística divina son codificados por seres de luz y deben decodificados y procesados por el alma, por la consciencia superlativa del ser.

En la lingüística divina un solo elemento o símbolo tiene significado trascendente y puede ser objeto de cuartillas enteras en la lingüística humana o terrenal.

Los sueños, por ejemplo, tienen que ser descifrados según la lingüística superior. Y casi siempre ocurre que no son fáciles de descifrar, porque hay que estudiarlos por analogía, por antítesis o por síntesis conceptual.

El sueño del Emperador interpretado por Josué, es ejemplo de la capacidad de ese Iniciado para ver el ultra de las cosas.

El sueño de   Nabucodonosor explicado por Daniel es otro magistral ejemplo de la semántica y la lingüística celestial. Ambos sueños necesitaron de las facultades del alma de esos iniciados para ser interpretados, comprendidos y descifrados en sus mensajes ocultos.

Todas las parábolas de la Biblia tienen que ser comprendidas con la consciencia, por eso ese duro blindaje de la alegoría, la metáfora, el recurso estilístico que crea una dura e inexpugnable corteza contra los advenedizos del materialismo grosero para que no blasfemen su oculto mensaje.

Insistimos que la Escritura Sagrada de cualquier Religión, y más aún la Biblia con más razones, está escrita en tres niveles, que corresponden con estados de la consciencia o niveles de comprensión y discernimiento del alma. He allí la razón por la cual cuando el Salvador hace alguna parábola, siempre termina diciendo: “El que tenga entendimiento que entienda, porque aquí hay sabiduría.”  

El Apocalipsis de San Juan es un ejemplo glorioso y magistral del estilo de la Lingüística Divina. Ese libro sagrado no es una premonición del fin, sino una clase magistral de Alquimia sagrada, celestial, expresada en términos simbólicos, con áureos caracteres, de fina y depurada arquitectura literaria. Donde jamás podrán  penetrar los ciegos, los fanáticos de letra muerta, los necios e insensatos que todo lo ven superficialmente y con muerta consciencia.

Veamos el siguiente ejemplo. En el capítulo 3, versículos 17 y 18, se escribe: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, pobre, ciego y desnudo.
Por tanto, yo te aconsejo que de mi compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas.”

Las anteriores palabras son unos profundos tratados de alquimia y de sabiduría, expresados por el Cristo, el Justo Juez, de vivos y muertos. Todo este proceso es vivido conscientemente en la Tercera Iniciación de Misterios Mayores, cuando se realiza la evaluación del Iniciado por las Potencias Siderales.

Afirmamos que todas las parábolas de la Biblia manejan la lingüística Divina. Únicamente los que conocen los entramados simbolismos bíblicos pueden accesar al mensaje secreto que allí se guarda.
Algunos hermanos gnósticos que han despertado significativos mensajes de consciencia, pueden comprender objetiva y acertadamente estos mensajes y códigos celestiales.

Durante el curso de la Historia, también observamos que las palabras evolucionan en su fonética, en su semántica, en su morfología. Pero aun con estos cambios, pueden observarse mensajes de la sabiduría oculta. Una cosa es leer y otra leer más allá de las letras.

Muy en boga esta ahora escribir CONCIENCIA. Sin embargo, afirmamos que debe escribirse CONSCIENCIA, porque sin la “S”, y por tanto, la presencia de Dios, sería imposible llegar a la Ciencia.

Olvidado esta ahora, que la palabra DIAGNOSTICO, se originó en la conjunción de DIA y GNOSTICO, debido a que los antiguos sacerdotes gnósticos celebraban curaciones los días miércoles. De esta manera los hablantes, por el uso continuo, juntaron estas dos palabras, dando origen al término DIAGNOSTICO, usado ahora.

Totalmente indispensable para todo caminante del sendero probatorio, que tenga la suficiente inteligencia y sabiduría para descifrar los mensajes de la Lingüística Divina, que tenga acertado manejo de la Numerología, pues de no ser así, jamás podría descifrar los mensajes ocultos de la Ciencia del Ser; y por tanto, no los encarnaría, fracasando lamentablemente.

Que la Inteligencia y Sabiduría, junto con la fuerza y voluntad de acero del Quinto Ángel ante el Trono del Cordero, nos afirmen sobre la Piedra Cubica de Jesod, y podamos todos avanzar gloriosos, victoriosos por el Árbol de la Vida, para así ser hijos de Dios y eternamente cantar sus alabanzas.


ASI ES. ASI ES. ASI ES.


MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.

Apreciado lector (a), mucho agradecemos hacer tu donación para el sostenimiento y pago de esta noble misión de Pedagogía Espiritual. "Dando es como se recibe".
GNOSIS DE VANGUARDIA
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jueves, 15 de noviembre de 2018

¿BENDICIÓN ARONICA O ARAONICA?

Foto: Pixabay

Algunos hermanos gnósticos, queriéndolo o no, se han quedado viendo hacia atrás como la mujer del justo Lot.
La Gnosis es eterna. Es un mecanismo natural de la consciencia despierta. Sin embargo, esa Gnosis de los Misterios de la Luz debe transformarse en cada uno de nosotros en Autognosis.

Autognosis es la sabiduría que hemos producido de nuestro propio Árbol de la Vida. Esa es la comprobación, la vivencia, la experiencia lograda en el trasegar de nuestro camino iniciático.

Lo demás es teoría. Es letra muerta. Es absoluta elucubración de los sabios Maestros, pero si no pasa por la experimentación directa en  nuestra vida, es válida para los Iniciados que la produjeron, más para nuestra propio proceso es Filosofía y Letra.
Es la semilla que cayó sobre el pedregal. De manera que el: “Creced y multiplicaos” que nos ordenara Dios en el Génesis es también aplicable en este caso.

Muchos hermanos, durante largos años han permanecido en los lumisiales gnósticos comiendo pan y bebiendo vino, sin producir nada. Como sombras fantasmales de quienes lo dieron todo para formar este resplandeciente y glorioso cuerpo de doctrina. 
No avanzan, no realizan nada.

El árbol cambia de hojas, pero no de raíces. La Gnosis aunque siga siendo milenaria, es también dinámica, moderna, tiene que adecuarse, actualizarse para poder penetrar la dura corteza de la estructura del entendimiento humano. Hoy la perspectiva didáctica es otra. La Pedagogía avanza y se hace más eficaz.

Logra transformar la vida del adepto y la dignifica sustancialmente.

El Apocalipsis de San Juan dice que fuimos hechos sacerdotes y reyes. Sacerdotes para bendecir y reyes para gobernar.

Pero cuando se bendice debe hacerse con rigor, con Ley, con amor y con los mejores anhelos místicos.

Sostenemos que la bendición no debe ser Aarónica en estos tiempos. Aarón fue un gran Iniciado. El Sumo Sacerdote del pueblo judío de aquellos tiempos. A quien Dios le ordenó usar vestidura especiales, únicas, como reflejo y figura de auténticas vestiduras solares. El excelso hermano de Moisés, al final de cada ceremonia bendecía al pueblo y a esa bendición se le llamó Aarónica.

Sin embargo hoy día se sigue bendiciendo al pueblo gnóstico con la bendición Aarónica. Sabemos que esto debe cambiar, porque Aarón no es nuestro Sumo Sacerdote. El Cristo es nuestro Sumo Sacerdote, según el Orden del Rey Melchisedec y sacerdote para siempre. El rito Aarónico es un rito obsoleto y extemporáneo,  puesto que pertenece al Antiguo Testamento y a la Iglesia fracasada. Aarón no es nuestro guía, ni nuestro gurú espiritual.

Entonces, bendecir en su nombre es caer error. Es como atar nuestra Gnosis y Liturgia samaeliana a las arcaicas estructuras hebraicas o judías. Es como si la bendición fuera mosaica, guardando el respeto y la gloriosa dignidad de Moisés el hombre más elevado del Antiguo Testamento, el Hombre Causal, quien incluso hablaba cara a cara con Dios. Y a quien se le encomendó formar el pueblo de Dios.   

La bendición debe ser Araonica, que es la bendición que procede del Ara Santa. Del Sephirote Jesod que es el que alimenta con su fuego pentecostal a todos los demás Sephirotes. He allí por que la Invocación de Salomón expresa: “Ángeles de Netzach y de Jod, afirmadme sobre la piedra cubica de Jesod.” Porque es Jesod quien inicia el trabajo con el fuego sagrado. Sin Jesod sería imposible ascender el fuego e iluminar los restantes candelabros del Árbol Santo de la Vida.

Cuando se imparte la bendición Araonica se está enviando por parte del oficiante su anhelo puro y santo porque todos trabajemos en la forja de los ciclopes, con la fuerza sagrada del Espíritu Santo, para que crezcamos en Fe, en Espíritu y en Verdad. Y algún día podamos tener “Un nuevo nombre escrito sobre una piedra blanca, cuyo nombre solo conoce el que lo recibe”.

Recibimos y damos esa bendición para que todos seamos dignos de caminar y permanecer en los senderos de la Luz, que es el Padre.

Que Él nos bendiga con su fuego y con su Espíritu Santo hoy y siempre.


 OM TAT SAT IAO IAO IAO


MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.

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