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Pablo, apóstol
y filósofo del cristianismo, a quien admiro en los campos de su sabiduría,
sacrificio y pedagogía, afirmaba en una de sus epístolas que: “Yo no conocí la
ley sino por el pecado.” Lo cual significa que el pecado es requisito
prevalente para conocer la ley y a través de ella la justicia. Porque es claro
que el pecado, la transgresión, la desobediencia son los que conducen al hombre
ante los Tribunales de la Justicia Divina. Y
del juicio de Dios nadie sale bien logrado.
A través de esta misión de Pedagogía Gnóstica para la
Salvación en los últimos tiempos, hemos
abordado siempre el tema de la Biblia y su importancia para el devoto, para el Iniciado
que busca la verdad y la experimenta como forma de realizar el plan divino.
La Biblia es un libro cargado de infinita sabiduría,
que por los hechos referidos al Cristo es referencial, es testimonial. Ese
libro sagrado, como la mayoría de las Escrituras Ocultas, está elaborado en
niveles, los cuales corresponden con estados de la consciencia. Es claro que,
cada quien toma para sí según su nivel, su capacidad. Aunque el summun de la
sabiduría está contenido en las capas más profundas, y estas corresponden al
sabio, al esoterista, al Iniciado.
Algunas sectas del cristianismo afirman, que el Nuevo
testamento derogó al Antiguo Testamento, lo cual es totalmente irresponsable y
equivocado. Semejantes afirmaciones le hacen daño al mensaje cristiano y afectan
la buena fe de la feligresía. En anteriores oportunidades hemos afirmado que: “No hay mundo invisible, sino grados de
perfección en los sentidos.” En la interpretación y conocimiento del
mensaje bíblico ocurre exactamente lo mismo.
Estudiando el evangelio
de Mateo con discernimiento superior, en el capítulo 5, versículo 17, se
observa lo siguiente: 5 es la Ley y 17 es igual a 8, que es la Justicia. Entonces,
cabalísticamente hablando, y recordemos que la Cábala es herramienta
indispensable para entender la simbología bíblica. Llegamos a la conclusión que
solo en esta parte de la Biblia es objetivo y certero que el Cristo pueda
exclamar: “Yo no he venido a abrogar la
Ley, sino a justificarla.” El que tenga entendimiento que entienda, porque
aquí hay sabiduría.
Al lector
interesado, ofrecemos enviar un trabajo especial con la Ley Divina, pues es necesario
y urgente equilibrar la balanza de la justicia divina en nuestras vidas. Es
inaplazable y riguroso que hagamos bien por toneladas. Que nos aboquemos a
servir, a trabajar por la humanidad, a ayudar al Cristo en su misión. Ayudar a
que todos cumplamos con al mandato que el Señor Jehová nos dio en el Génesis al
decirnos: “Creced y multiplicaos.”
Que el Cristo crezca en nuestros corazones y que
seamos escuchados por él, es siempre mi oración por mí y por todos. Por ello,
imitando al profeta David, en el salmo 69,
jamás me cansaré de exclamar: “Señor,
por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación,
escúchame.”
OM TAT
SAT IAO IAO
IAO
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
Apreciado lector (a), mucho agradecemos hacer tu donación para el sostenimiento y pago de esta noble misión de Pedagogía Espiritual. "Dando es como se recibe".
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