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Muchos hermanos esoteristas o caminantes del sendero de la Luz divina tienen escaso conocimiento de los elementos que conforman el alma. Creen y aceptan la existencia del alma pero no conocen su naturaleza íntima, su anatomía, es decir su composición, ni tampoco conocen su fisiología, es decir su funcionamiento.
Dando por ciertas las afirmaciones anteriores, debemos inferir, en consecuencia, que gran parte del estudiantado desconoce cómo elevar las vibraciones del alma para que esté a tono con el salto cuántico-vibracional que debe inexorablemente producir el planeta para adecuarse a la nueva raza coradi que poblará la tierra.
La antigua y única compañera del Divino Jesús el Cristo nos enseñó que el alma está formada de energías, de colores, de melodías, de luces, de fuego divino, de notas musicales, de vibraciones, de sonidos y de infinitas posibilidades de crecimiento y expansión. Todo ello conforma lo que los gnósticos y ocultistas modernos han denominado como el ADN del alma; es decir, el conjunto de códigos genéticos espirituales que hacen única e irrepetible a cada alma. Algunos de esos códigos pudieran ser visibles a través de los ojos, razón esta por la que, muchas personas tratan de esconder la mirada y de no ver frente a frente a los demás, pues hay un mecanismo egoico que trata de ocultar las malas acciones a nuestros semejantes. Por cierto, los fenómenos de resurrección y de sanación narrados en la Biblia siempre requieren mirar en los ojos a los beneficiados, a excepción de Lázaro, que es un caso especial porque tenía 4 días de muerto y porque él representa a toda la humanidad, que solo posee los 4 cuerpos de pecado, los cuales deben resucitar formando Luz divina para que Lucifer se convierta de nuevo en Ángel de Luz, se integre con el Shristus y pueda realizarse plenamente nuestra alma. Esto es a lo que se le llama el Cristos-Lucifer o sea el alma totalmente fusionada y convertida en Arcángel de Luz Divina, en morador de hecho y por derecho de la próxima raza coradi..
Samael, el avatara de esta nueva Era, fue bien claro en afirmar que el hombre común y corriente no posee alma. Que el alma hay que formarla. Lo que poseemos es un embrión de alma que debe crecer y desarrollarse en nosotros a través del fuego sagrado del Espíritu Santo que se produce en el acto tántrico del amor. Al cual, lamentablemente, algunos gnósticos no le prestan toda la atención que se merece como única vía, como la “puerta estrecha” por la cual se accede a los cielos infinitos.
Simultáneamente a la transmutación del fuego, a su ascenso por la columna vertebral, debe vivenciarse el proceso de santificación, de eliminación de los defectos. Dicho de otra manera, las vibraciones energéticas pesadas del ego en sus incontables manifestaciones, deben transformarse en energías afines con las virtudes del Ser. El principio o Ley de Lavoisier es plenamente válido en este caso, porque lo que llamamos muerte psicológica no es otra cosa que una transformación de energías, un ascenso en la escala vibracional del alma, que también produce un cambio radical en las relaciones del hombre consigo mismo, con sus semejantes y con la naturaleza y su Creador. Así de simples y de transparentes son estas cosas.
Gargha Kuichines, mi muy amado Maestro, me decía que: “Dios es simple, pero el hombre es complicado.” El nivel de ser es de instante en instante. Cada vez que dejamos de actuar egoicamente, cada vez que hacemos un acto noble, justo o bueno a los ojos de Dios, nos elevamos de nivel vibracional.
Necesario añadir a la presente disquisición que, así como alimentamos el cuerpo físico con comidas 3 veces al día, similarmente debemos alimentar nuestra alma para que también se mantenga, se fortalezca, se desarrolle y se realice.
Contemplar la Creación como máxima obra del Creador, reconociendo en ella la plasmación de su inteligencia suprema, de su poder y de su gloria, es llenar el alma de alegría y de paz con lo circundante. Pero contemplar el alma llena de la luz divina, es reconocer la majestad de Dios multiplicandose en ella.
El alma tiene una vibración pentagramatica, es decir, que su naturaleza armoniza con las 7 notas musicales del pentagrama, o sea que el alma es la Pentalfa Sagrada, es la Estrella Matutina de la cual habló el Sabio Salomón al final de la Conjuración de los 4 Elementos. Es la Estrella Matutina cuando se ha cristificado, por cuya razón tiene el poder de conjurar, de ordenar y mandar a los 4 elementos básicos de la creación.
La música común y corriente, la urbana, la moderna y comercial, es tetrafonica, lo cual quiere decir que su vibración está por debajo de las notas pentagramaticas del alma y de la Creación entera. Esa música es propicia a las bajas pasiones, a las manifestaciones egoicas, infrahumanas. Esto hace que el alma elevada rechace la música de notas bajas, infernales, y por tanto inferiores a su propia naturaleza. Mientras la música de tambores, la afro-caribeña, exacerba y estimula el movimiento de caderas y las piernas por manifestarse en esa parte del cuerpo humano la nota DO de la creación, la música clásica como la de Beethoven, Mozart, Chopin y otros clásicos reconforta, recrea, anima y alienta el propósito divino en el alma. Esto alimenta y hace elevar el alma a dimensiones celestiales que le son connaturales y propias. Incluso, muchas amistades, asociaciones y afinidades entre humanos se deben a esa similitud vibracional de un alma con otra.
Hay muchas formas de elevar los niveles vibracionales del alma por lo cual pedagógicamente, vamos a nombrar algunas a continuación:
- La transmutación alquímica con los protocolos y pasos sagrados para que el alma se llene de eternidad, de fuego pentecostés, de Espíritu Divino. Esta es la vía más elevada y más estable de volar hacia lo infinito. De cumplir el plan divino y dejar los harapos de mendigo con que algunos estamos vestidos.
- La muerte psicológica. Es decir, dejar de ser instrumento robótico del ego impedir que él se manifieste en todas sus formas. Dejar las energías pesadas y transformarlas en energías livianas, armónicas con el Ser divinal que en el fondo somos todos nosotros. Lo cual nos permite la santificación, la vuelta al paraíso perdido de John Milton. He alii por que Pablo afirma en sus epístolas que: “Sin santidad nadie verá a Dios.”
- Escuchar música clásica permanentemente o por lo menos una hora diaria, es una sabia manera de alimentar y ayudar a crecer el alma. Sugerimos la Quinta Sinfonía porque es especial para enervar el alma y medicinarla con el bálsamo sagrado de la melodía universal.
- Mantralizar. Esto es hacer funcionar por los 7 cuerpos del septenario teosófico los sonidos, la palabra perdida, las vibraciones sonoras y melódicas que conforman nuestro Ser. Eso es fortalecer la Nota Fundamental de toda la Creación en nuestro interior. Es preciso aclarar que la vocalización relaja, energiza, vibra y ayuda a la armonización pero no desarrolla nuestros chacras, ni mucho menos los cristifica como algunos hermanos creen equivocadamente. Lo único que convierte los chacras en Iglesias es la práctica del Arcano que produce el Kundalini cuando se despierta y activa de acuerdo a los santos méritos del corazón.
- La meditación sabia y constante no solo en un determinado objeto sino en todo. La sabiduría está en todas partes; nuestro trabajo está en descubrirla, nos enseñó el sabio Salomón. La meditación es el pan del sabio.
- La Oración pura y desinteresada ayuda a conectarse con Dios y a recibir muchos beneficios. El profeta David dijo en uno de sus salmos que: “La oración del justo puede mucho.”
- Las buenas lecturas. Seguir leyendo basura y novelitas rosas o noticias de guerras, de odio y violencia es contraproducente y lesivo a nuestros fines espirituales.
- Las prácticas de trabajos como los 7 Cánones de la Muerte Mística o trabajos litúrgicos especiales enseñados por los sabios Maestros es de gran utilidad para purificar y elevar nuestra alma.
- Los conciertos de música sacra o de cantos gregorianos ayudan a elevar el alma.
- Las conversaciones enriquecedoras y enaltecedoras de temas sobre la sabiduría divina también nos ayudan.
- El silencio como penitencia. Silencio o pratyara del alma. Recordemos que: “El silencio es el Reino del que vive y ve. Tú debes llegar hasta el, para que vivas, veas y seas.”
- La práctica del Observador-observado y de la Muerte en marcha.
Las asociaciones humanas y divinas se procesan siempre en virtud de la afinidad vibratoria. Esta es una Ley del Universo que fue promulgada por el Venerable Maestro Huiracocha y que en la Biblia se expresa ordenándonos: “No os unáis en yugo desigual.” Esta sentencia bíblica rige para todo tipo de relaciones y el que no la cumpla inevitablemente fracasará.
Cuando era niño veía con curiosidad que en algunos caminos habían cruces de cemento con la leyenda: INRI. INRI SALVA TU ALMA. Hoy en día, para mi esa es una gran lección que mi alma ha hecho realidad.
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MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
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