(REFLEXIÓN XXXIV)
En
el sendero probatorio se viven muchas pruebas. Pruebas de todo tipo, en octavas
diferentes y con diferente intensidad. La intensidad depende del nivel del
aspirante y del proceso que esté experimentando.
La tentación es una forma de prueba. Todos hemos vivido tentaciones en alguna época de nuestra vida.
Estamos viviendo el tiempo de Judas. El tiempo de la apostasía, el de la traición y el de los traidores. El tiempo donde se presentan ante nuestros ojos los dos caminos del ADYTUM, que es indispensable reconocer, meditar y estudiar para escoger el sendero más conveniente a nuestro avance espiritual.
Tentación no es lo mismo que prueba. Toda tentación es una prueba, pero toda prueba no es tentación. La tentación es momentánea. De un instante. Mientras la prueba puede durar largos espacios de tiempo. A veces años. La tentación puede aparecer en cualquier momento, pero siempre está vinculada con circunstancias como son: el lugar, la hora, presencia o no de personas, estado anímico del tentado, necesidades, objetos o elementos motivadores, estímulos internos o externos, nivel de despertar de Consciencia y la conexión con nuestro Dios en sus diferentes manifestaciones.
Erradamente, muchas personas creen
que todo lo malo que les ocurre en la vida son pruebas. Eso no es cierto, pues las pruebas son portadoras
de aprendizajes y mayormente son para los integrantes de escuelas iniciáticas.
Por ejemplo, el profesor hace una prueba o evaluación, solamente a los alumnos
que pertenezcan a su aula o a su escuela. Y es obvio que ellos deben estar
inscritos, guardar la disciplina y los lineamientos de la institución, lo cual
genera un cambio en muchos aspectos que permite la regeneración del
participante y crea diferencia con otras personas.
La gente cuyas vidas se han convertido en un calvario, creen que no tienen suerte, que ese es su destino, pero pocas veces relacionan sus circunstancias con acciones u omisiones de la presente existencia o con vidas anteriores. Y por tanto, no cambian sus actitudes y en consecuencia, no generan avances y finalmente, se convierten en resignados, en pesimistas y quejumbrosos. Aquí es preciso reflexionar y convencerse que el mundo nuestro es lo que hagamos de él.
Si toda vivencia es para lograr un aprendizaje para tu alma, entonces es lógico que la vida, el Universo, el Cosmos, o tus guías espirituales te repitan la misma experiencia, hasta que aprendas la lección.
La lección aprendida puede tener muchos ámbitos y aplicaciones que te llevan a corregir actitudes, a cambiar y a ubicarte en mejor escala vibratoria o conscientiva. En una palabra, a elevar tu nivel de ser. En eso consiste lo valioso de la tentación o de la prueba.
La oración del Padre Nuestro nos dice en una petición "No nos dejes caer en tentación." Y eso es relativamente válido, porque el Padre jamás nos dejará caer en tentación si estamos aferrados a Él y hemos pedido su supremo auxilio.
La tentación aparece cada rato en nuestro cotidiano vivir. Es consecuencia de nuestro propio trabajo espiritual y de la permanente evaluación que hacen los guías de nuestros procesos espirituales.
Tenemos tentaciones con cada uno de los elementos: con el fuego, aire, agua, tierra. Tentaciones con la Fe, con la ira, con la blasfemia, con la lealtad, la fidelidad, la obediencia, la paciencia, el honor, la honradez, con la gula, la amistad, la mentira, con la castidad, con la flojera y hasta con las palabras que en momentos de violencia quisiéramos decir.
En la Biblia es histórica la tentación que el diablo le quiso hacer a Jesús el Cristo, y que está narrada en el Evangelio de Lucas en su capítulo 4. La cual transcribimos a continuación.
“Jesús,
lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto por cuarenta días y era tentado por el diablo. Y no comió en aquellos
días, pasados los cuales, tuvo hambre.”
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se
convierta en pan.
Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra que sale de Dios.
Y
le llevó el diablo a un alto monte y le mostró en un momento todos los reinos
de la tierra.
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esa potestad, y la gloria de
ellos; porque a mí me ha sido entregada,
y a quien quiero se la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mi, Satanás, porque escrito está: Al Señor
tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
Y le llevó a Jerusalén, y le puso
sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
Porque
escrito está:
A
sus Ángeles mandará acerca de tí, que te guarden en todos tus caminos,
Para
que tu pié no tropiece en piedra alguna.
Respondiendo Jesús le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él."
La literatura francesa tiene en la obra "Tartufo," de Moliére, una muy conocida tentación del protagonista con la esposa de su amo. Y tratando de seducirla le dice: "No te preocupes, hagámoslo que pecar en silencio no es pecar."
Esa es otra falacia muy en boga en la degenerada civilización actual. La gente cree que si nadie se da cuenta, si las cosas se hacen en silencio y nadie lo sabe, no es pecado. Eso se debe a que la gente ignora que dentro de cada ser humano, a la altura de los riñones, existe en forma Microcósmica un representante de la Ley Divina llamado Kaom interno. Ese es un escriba sagrado que registra todos nuestros actos, sean buenos o malos. Por esa razón, nunca podrás evadir tus responsabilidades y siempre tendrás quien te recompense o quien te castigue, según el caso.
Para salir triunfante en las tentaciones o en las pruebas, es necesario observar cada pensamiento, cada impulso, cada lugar de nuestra consciencia. Sin embargo, muchas veces, el devoto se observa así mismo y no se auto recuerda, produciéndose de inmediato la fascinación.
Entonces es preciso no perder la auto recordación intima jamás. No auto recordarse es el origen de toda la ignorancia humana. Y de todo el sueño de consciencia que vivimos.
Mantener el contacto y la súplica constante con la Madre Divina o con el Cristo Intimo, según sea nuestra costumbre, nos a ayudará a salir con bien de nuestros procesos.
Aunque en muchas ocasiones hayamos superado tentaciones o pruebas en el físico, en otras dimensiones pudieran no pasarse, lo cual no debe desanimarnos, sino impulsarnos a redoblar esfuerzos y prepararnos más para ganar las batallas por la Luz del Padre. De subidas y bajadas está formado todo el proceso iniciático. Si esto fuera una línea horizontal, no habría objetivos, ni desafíos y todo sería insípido y aburrido, no habiendo niveles que conquistar, ni premios que recibir.
Inscribir nuestro nombre en el Libro de la Eternidad, vestirnos con traje de luces para asistir al Banquete del Señor, es nuestro sueño más elevado y glorioso. Por eso es necesario no caer en tentación. Recordar siempre las enseñanzas del Verbo de Samael, cuando nos dijo con voz trueno: "Hermanos, la tentación es fuego, pero el triunfo sobre la tentación es Luz."
Que
Dios nos bendiga y nos ayude a vencer.
Que
Dios tenga misericordia de todos nosotros y envíe a su Ángel para que nos selle
con el sello de su protección en la frente y en el corazón, para que ninguna
plaga toque nuestra morada.
Que
el poder del Cristo nos ilumine.
Que
el poder del Cristo nos guíe.
Que
el poder del Cristo nos proteja.
Así
es. Así es. Así es.
MARIANO
JOSÉ HERRERA VILLERA
MAESTRO
M.K.
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pedagógica, que por razón del país donde se emite, necesita pagar insumos
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embargo, hasta ahora, absolutamente nadie nos ha mostrado su apoyo y
solidaridad.
En la seguridad que todavía quedan
corazones altruistas, les animamos a colaborar con esta noble obra de difusión
de los Evangelios de la Luz Divina. "
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