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Lamentable que
entre más avances científicos y tecnológicos tengamos, más grande es el vacío
existencial que sufre el hombre moderno.
Ese vacío puede,
palparse, sentirse, monitorearse, contabilizarse, pero jamás podría llenarse
con escapistas viajes turísticos, con modas, con música infernal y tetrafonica
que solo exacerba las bajas pasiones. Nunca ese vacío podrá llenarse con
certámenes deportivos y escenarios monumentales.
Más aun, en la
búsqueda de cubrir el vacío existencial, el hombre moderno ha caído en uso y
abuso de drogas, destruyendo así no solo su vida, sino también llevando a
escenas de sufrimiento, de crimen y de dolor a su grupo familiar. Tampoco
podría ese vacío llenarse con aberraciones sexuales, con sodomías rayanas en
contumacias demenciales.
Con lo
trajinado por la actual civilización es ostensible que debemos enfrentar en
esta hora critica el famoso: “To be or not to be”, de Shakespeare.
Hermanos,
vivimos la hora de la evolución en paz o de la involución oscura y tormentosa
del abismo. No hay escape. No hay vías alternas. La hora de la verdad no admite
tibiezas, ni discusiones estériles de ignorantes ilustrados.
De esta
encrucijada salimos hacia arriba o hacia abajo. Por eso se había dicho por el
Cristo, Señor de la vida de ambos mundos: “Aquel que no sea frió ni caliente,
el Padre lo vomitara de su boca.”
La sociedad es
la suma de individuos que comparten cánones, normas, principios, valores y
objetivos comunes. Pero la sociedad mundial camina sin norte. Esta vacía. Es
como un inmenso agujero negro, vacío, que no se llena con nada. Y mucho menos
se llena con dinero y deseos babilónicos de bienes suntuarios, que
extravagantemente ofrece por doquier la gran ramera.
La orfandad
espiritual de la humanidad es total. Parece comunicada, pero está aislada.
Parece sana pero está gravemente enferma. Parece feliz y dichosa, pero esta
triste atribulada. Parece saberlo todo, y sin embargo ignora. Confusión ha
tocado las fibras más profundas de su anatomía.
La humanidad se
cree virtuosa pero está llena de vicios. Contradictorio, pero cierto, entre más
se avanza más retrocede. ¿En que retrocede? En la mayoría de aspectos de la
actividad humana. Agresiones a la Madre Naturaleza. Destrucción criminal a los
ecosistemas y a la biodiversidad.
Fabricando
armas de destrucción masiva, las cuales, entre más letales y destructivas se
catalogan como de mayor avance científico y tecnológico.
Reflexionando,
nos preguntamos, ¿Cuál será el tipo de satisfacción en los inventores de esas máquinas
de genocidio y de dolor? Como diría Pablo Neruda en su última poesía:
“Sátrapas, miles de veces vendidos, / indignos del gentilicio, del honor y del aire americanos.” Yo agregaría que son
indignos del milagro de la vida, puesto
que contra ella conspiran. Indignos del trabajo incesante del Espíritu
Santo que con su energía, su inteligencia suprema y su amor hace realidad el
misterio insondable de la vida.
Ante este
cuadro fatídico, me pregunto, ¿Qué macabra satisfacción habrá en el corazón de
un científico o investigador cuando trabaja incesantemente para producir armas
que asesinen a sus semejantes, aun sin haberlos conocido, sin haber visto jamás
sus rostros? Razón tenía Teihardat De Chardin, cuando dijo luminosamente: “La
ciencia sin consciencia es la ruina del alma.”
Hemos llegado
en esta disquisición al tema del alma. Al tema del INRI que es un mensaje de
salvación más antiguo que la cruz del Cristo.
Afirmamos que
la tierra como planeta y como comunidad de seres vivientes va a dar un salto
vibracional, un salto cuántico. Vamos de lo molecular a lo electrónico. Los
seres que no tengan ese nivel electrónico, sencillamente perecerán, puesto que
no soportaran vivos ese nivel de bioelectromagnetismo. Obvio y auto evidente,
que tal cambio producirá también una modificación en su morfología y en sus
niveles conscientivos.
Viene la hora
del hombre nuevo, del cual hablo el apóstol Pablo en sus 13 luminosas
epístolas. La hora de los amentitas.
Humanidad
entera, sabed que la hora del Justo Juez es ahora. Se cumplirá la predicción: “Árbol
que no da fruto es cortado y echado al fuego.” La hora amarga del treceavo
Katum maya ha llegado con su fardo de tribulaciones de todo tipo.
No obstante, el
ADN del alma ha identificado plenamente la situación postrera y por cuya razón
han tratado de buscar un COACHING
ESPIRITUAL. Un coaching espiritual que es una sana búsqueda para los que
buscan el Reino. Un manejo y gerencia de su parte interna. Una guiatura íntima,
que cuide y ayude al discípulo en su desarrollo, en el trasegar de su vida
iniciática. Aunque la responsabilidad es personal e intransferible, existen
algunas instituciones y personalidades de correctas latitudes espirituales y
morales que pueden perfectamente ser mentores, ser coach espirituales de muchos devotos, para
iniciarlos en el sendero probatorio. GNOSIS DE VANGUARDIA ofrece con seriedad,
con sabiduría de lo eterno y con el sano equilibrio de las dimensiones
espirituales, este servicio a toda la feligresía.
No dudamos que
el verdadero guía es el Cristo, que el, a través las partes autónomas y
autoconscientes del Ser guía todo el proceso de crecimiento y desarrollo de
nuestra alma. Pero es innegable que requerimos de una enseñanza, de prácticas,
de una veeduría, de un agente físico que nos instruya, nos oriente para
aproximarnos a las puertas del Reino.
No hay otro
guía, no existe otro Iniciador que el Cristo. No hay otro mediador que el
Inefable en quien está contenido todo el poder de la Deidad. El Cristo interno,
el Señor de toda perfección que pacientemente espera que tú lo bajes del madero
de la Cruz, para caminar contigo y
elevarte a la dignidad celestial, a la dignidad de los que viven en su Reino.
Cristo cambia,
redimensiona y da vida a cada partícula, cada órgano de tu ser, pero eres tu
quien debe producir silencioso el acto de contrición, de rectificación, de
reconciliación con el Adorable para que así seas digno de cantar sus alabanzas
y de estar con él en la inmensidad de la Luz.
Solo así podrás
decir gozoso: “Con El. Por El. Y en El.”
Que Él nos bendiga hoy y siempre.
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
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