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“Las cosas que se ven son pasajeras. Las que no se ven son eternas.
Lo que se ve fue hecho por lo que no se ve.” ¿Entonces, tu, a que te aferras?
Sumamente urgente que el
pueblo gnóstico se aferre con fe y honradez, demostrando con hechos
permanentemente su amor hacia lo eterno, hacia lo real, hacia lo valioso y
perdurable. Hacia la causa primigenia de todo lo que existe. Hacia Dios.
En respeto y cuido del llamado libre albedrío, cada quien puede
aferrarse a lo que quiera. Sin embargo, como seres humanos con algún grado de
desarrollo conscientivo, estamos obligados a dar luces, a advertir cual es la
senda más conveniente, más expedita, más efectiva y rápida para que nuestros
hermanos triunfen en el camino iniciático.
Muy penoso que todavía haya tantos hermanos hipnotizados, fascinados
con los bienes materiales, con el
dinero, con los carros, la moda, la música, con la tecnología cibernética, con
la falsa ciencia que tiene seguidores por montones en todas las latitudes.
“Quien se hace amigo del mundo, se hace enemigo de Dios, ” decía
Pablo en una de sus epístolas luminosas y el rey David que era del linaje del
Cristo, escribió en uno de sus salmos: “Mis ojos nunca se fueron detrás del
oro.”
Grandísimo porcentaje de hermanos gnósticos siguen perdiendo el
tiempo aferrados a paradigmas o estereotipos desgastados. Persisten en creer
que la sagrada Gnosis de los Misterios de la Luz Divina, es una religión más
presentando la Gnosis como un grupito de fanáticos irredentos. Terca y
empecinadamente creen que lo único
verdadero y valido es lo que dijo el noble Iniciador Samael Aun Weor. Ignoran
estos devotos que antes de su física partida, el Maestro anulo, corrigió y
desautorizo muchos conceptos y afirmaciones.
Quienes queriendo o no, tratan de confundir al estudiantado
presentando la Gnosis como una religión más, quienes todavía pelean y luchan a
muerte por dirigir estructuras y organizaciones caducas, son los más
interesados en hacer de la Gnosis una
triste religión de pueblos, de veredas,
caseríos y analfabetas pueblerinos.
Aunque caiga mal, no nos cansaremos de afirmar que el hombre nuevo
del cual hablan las Escrituras, no puede nacer en el hábitat contaminado,
adulterado y fanatizado de Organizaciones Gnósticas que ni avanzan ni dejan
avanzar a nadie. Claro está que el avance es personal, individual, propio de
cada quien. Así es, pero también es
cierto que el grado y calidad d la enseñanza que se imparta, de las practicas
realizadas, en esos lugares, condiciona por exceso o por defecto, la formación
o idoneidad del estudiante.
Al principio, la Gnosis era MO VI MIEN TO. Es decir todo estaba en acción,
en dinamismo, en movimiento. Sin embargo, aún persisten hermanos anquilosados
en el tiempo. Mirando hacia atrás, coló la ignorante y rebelde esposa de Lot,
la empedernida mujer de Sodoma.
Hermanos, cumplido está
el tiempo de la profecía del Cristo con la mujer samaritana: “Mujer, créeme que
la hora viene, que ni en este monte, ni en Jerusalén, ni en las sinagogas,
adorareis al Padre. Solo en vuestro corazón adorareis al Padre y los que le
adoren, lo adoraran en espíritu y en verdad.
Seria de mucha utilidad que dejáramos tanto interés, tanta energía
gastada en cosas inútiles, en cosas sin importancia. Las cosas son para usarlas
y las personas para amarlas. El problema es que la gente invierte y hace las
cosas al revés. La Gnosis tampoco escapa a esta realidad. Es patético pero
real. En aras de su personalismo o egoísmo, los gnósticos usan a
sus hermanos y aman los cargos, los oficios religiosos, los cargos
burocráticos, que solo sirven para tropiezo y atraso en el trabajo esotérico.
Hay que salirse ya de ese pendular mecánico y esclavizante que existe
de lo pasajero a lo eterno. Para ello
tenemos que valorar, apreciar el presente estado de cosas. Intensificar
el trabajo psicológico. El trabajo honrado y puro en el Arcano con la
sacerdotisa, la Athanor santa que debe tener los mismos objetivos de eliminación
egoica que el varón.
La gloria es el sol de los muertos. Pero la gloria de Dios está
presente en toda su obra. Una es la gloria de los cielos y otra la gloria de la tierra. Una la gloria de los ángeles
y otra la gloria del hombre que ha puesto su mirada hacia lo alto. De aquel que
ha dejado de mirar hacia el abismo y ha puesto sus ojos en el galardón, que es
Cristo, Señor nuestro.
No abandones la disciplina. Aunque dura y fastidiosa, siempre da
frutos dulces para justicia en la gloria de Dios. Disciplina rigurosa siempre
conviene al caminante. Recordemos que: “No es la fuerza de la gota la que rompe
la roca, sino su persistencia.”
Es necesario que nos salgamos rápido de ese trajinar, de ese
permanente criticar al otro. De esas inacabables disputas por razones tontas.
Cualquier dolor será pasajero. La mala situación será pasajera. Las
dificultades laborales serán pasajeras. La traición y el desamor pasaran de la
mano por las puertas de tu casa. Las críticas de deslenguados hermanos serán
duras y algunas veces decretaran una muerte moral, pero nunca tocaran la pureza
de tu alma.
No critiques. No te justifiques. No le faltes a tu prójimo. No
discutas jamás. No te impongas abusando de tu posición, porque ello también
pasara. Trata de pasar inadvertido, como el viento fresco que acaricia
dulcemente nuestros rostros. Transmuta hasta donde sea posible tus energías
sexuales, pues ese es el fundamento sobre el cual, Cristo edifica la casa Santa
de Jerusalén, que es la Patria de tu Espíritu. Si das el paso de lo pasajero a
lo eterno, ella te abrirá las puertas de la eternidad.
MARIANO JOSE HERRERA
VILLERA
M.K.
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