Elegido por segunda vez presidente de los Estados Unidos, Donald Trump luce como una amenaza para muchos países por su carácter impulsivo, irreflexivo, arrogante, prepotente y disociador.
Su lema refrito de "MAKE AMERICA GREAT AGAIN" le valió su escogencia en las consabidas elecciones americanas de segundo grado y su posterior confirmación en el Colegio Electoral, con la proclamación de la Vicepresidenta Kamala Harris, que es a quien legalmente corresponde hacer dicha designación.
MAKE AMERICA GREAT AGAIN, no puede ser un milagro de la dirigencia política americana, sino el fruto de una serie de políticas públicas y del trabajo esforzado y unido del pueblo hacia un mismo sentido, una misma dirección y un mismo disciplinado propósito. Cosa ésta que no parece posible, dadas las permanentes confrontaciones entre Republicanos y Demócratas.
Observamos que los planes de Trump son guerreristas, opresores, expansionistas e invasores.
Trump tiene una represada personalidad de niño caprichoso, acostumbrado a que le concedan todo lo que quiere. Tal vez eso es producto de la opulencia y la vanidad en que fue criado.
A grosso modo, y con pedagógica intención, mencionaremos algunas decisiones declaradas del Magnate, próximo Presidente americano.
Por medios pacíficos o por la fuerza de las armas, Trump retomará la administración del canal de Panamá, que desde 1.990 venía ejerciendo el país centroamericano. Aún cuando eso le produzca un rosario de rechazos, de críticas, y sea violatorio de la soberanía y el Derecho a la Autodeterminación de los pueblos.
Dar ese paso, es según los estrategas del Pentágono, consolidar la seguridad de Estados Unidos ante un eventual conflicto de Tercera Guerra mundial.
Como demostración de la más pura terrofagia, Trump ha declarado que Canadá debería ser el estado 51 de la Unión, cosa que ha producido un total rechazo en ese país nórdico.
También ha propuesto comprar Groenlandia a Dinamarca, lo cual implica la militarización de la más grande isla del planeta y afectar el Círculo Polar con la indebida y destructora explotación de sus recursos. Y ha dicho que lo hará por cualquier medio.
Otra de sus promesas electorales, es acabar con la Guerra de Ucrania en su primer día de gobierno. Y eso lo hará cediendo a Rusia toda la parte ocupada durante esa guerra expansionista y quitandole el apoyo bélico y financiero.
Sentando así un precedente criminal que legaliza guerras de expansión y vulnera el Derecho Internacional, por cuanto convierte en nulo Tratados Limítrofes. Además de ponerse al mismo nivel de Putin o cómplice de él.
Adicionalmente a lo anterior, dijo que retiraría su país de la OTAN, dejando a toda Europa que siempre había sido aliada americana, huérfana de defensa nuclear efectiva y eficiente frente a Rusia, e incumpliendo el pacto de la OTAN firmado en Washington el 4 de abril de 1948 y que actualmente conforman además de Estados Unidos y Canadá, 32 países europeos
Esa decisión confirma lo expresado por el diplomático John Bolton, cuando en artículo publicado recientemente en el New York Times, afirmó que "Trump no busca lealtades sino servilismo."
Propia de un tirapiedras callejero, parece la opinión del electo presidente, cuando hace unos días dijo que habría que rebautizar el Golfo de México con el nombre de Golfo de América, causando fuerte indignación entre los aztecas.
La prometida "Deportación más grande de la historia", causa preocupación en Estados Unidos por el impacto en su fuerza laboral, así como en los países de origen de los inmigrantes.
Incluso ha afirmado que si tiene que usar el ejército de su país para esos fines, lo hará.
Esa decisión pondría en riesgo la continuidad de los acuerdos para mantener Bases Militares en dichos países y consecuencialmente, podría propiciar alianzas de esos países con China que anda desbocada con su expansionismo colonialista en todo el mundo.
Las punitivas políticas arancelarias prometidas por Trump de hasta 300%, reflejan la arrogancia del electo presidente y pudiera generar un efecto Boomerang o de patogénico nacionalismo, que es finalmente aislacionista contra su propio país.
La presencia del billonario Elon Musk es un arma de doble filo en el Gabinete a inaugurarse el próximo 20 de enero.
Elon Musk musk no es arrogante pero sí es obsesivo. Presiona a gente de muchos países y se mete con ellos como lo ha hecho con los ingleses y con los partidos de ultraderecha que parecen ser opción de gobierno en Alemania.
Participar con Elon Musk en reunión de gabinete debe ser absolutamente difícil, sufrido.
¿Cómo llevarle la contraria a sus puntos de vista ? ¿Qué consecuencias traería enfrentarse al mayor donante de la campaña de Trump con 274 millones de aportación?
En las circunstancias planteadas, Elon Musk es una suerte de cogobierno en la próxima administración.
También es posible que la genialidad del dueño de Tesla y de muchas otras empresas de comunicación, sea una gran contribución al gobierno. Sin embargo, siempre existirá la posibilidad de un choque de trenes con el hombre del peluquín.
Recuerdo una frase de mi Maestro que me dijo: "Hay bendiciones del cielo que recaen sobre los hombres en forma de maldición".
Trump ha inaugurado, sin haberse posesionado todavía, una geopolítica del terror. La amenaza del colonialismo, del canibalismo terrofágico que puede convertirse en su propia contra.
No se hace grande un país aislándolo del mundo ni invocando imperialismos obsoletos y caducos.
Trump creyéndose el nuevo Rey Midas no va a convertir a Estados Unidos en GREAT AGAIN con una varita de Mago de circo.
No basta la intención. En una entrevista, García Márquez dijo: "Los políticos mienten por vocación y los periodistas por profesión".
La Mitología griega narra que el Rey Midas existió realmente, y afirma que su virtud de convertir en oro todo lo que tocaba era también una maldición.
Aristóteles refiere que ese Rey murió de hambre y optó por suicidarse, tomando una pócima llamada "sangre de toro".
Así que guardando las distancias con el Rey Midas, aquí hay una trascendental lección para Donald Trump. Amanecerá y veremos.
El que tenga entendimiento que entienda, porque aquí hay sabiduría.
MARIANO JOSÉ HERRERA V.