PARA SER GUERRERO DE LA
LUZ
En el mundo hay dos principios eternos: el del bien y el del
mal. A estos principios se les ha identificado como la luz y las tinieblas, en
ese orden respectivo.
Al mal se le asocia con la ignorancia, la muerte, las enfermedades,
el sufrimiento, la violencia, la destrucción y la involución. Mientras que al
bien se le asocia con la luz, la sabiduría, el gozo, la vida eterna, el
triunfo, la prosperidad y la evolución cósmica del ser humano.
Esos principios también son identificados con energías, con
fuerzas que mueven la marcha del universo. Como agentes que en el mundo
tridimensional se contraponen, se complementan, para cumplir los planes
divinos.
Cuando
venimos a la existencia, nos convertimos en agentes del bien, o del mal, con
todas sus características y consecuencias. Es aquí donde escogemos ser guerreros de la luz o
personeros de las tinieblas.
Cada una de esas fuerzas impone criterios y acciones para sus
representantes. Conocemos que algunas bandas delictivas de Centroamérica
imponen pruebas de maldad a los aspirantes a miembros de esas organizaciones,
antes de ser aceptados en sus diabólicas huestes. Algunos carteles de la droga
también hacen su selección usando los mismos métodos.
Similarmente, cuando tú decides convertirte en guerrero de la
luz, necesitas cumplir una serie de requisitos que la misma dinámica cósmica de
tu propio ser, te autoimpone.
Necesitas tener un objetivo bien claro y definido. Muchas
veces se conoce el objetivo, pero se ignoran los caminos, los métodos. Recuerda que
para ser guerrero de la luz, tú haces una parte y la otra la hace Dios.
Necesitas
vencerte a ti mismo, porque los más grandes enemigos de tu luz están en tus
propias tinieblas.
Solo quien se vence a sí mismo, puede vencer al mundo.
Para ser guerrero de la luz, debes dejar de lado la
ignorancia. Recuerda que las tinieblas tienen su
manifestación más perfecta en la ignorancia del ser humano. La
ignorancia te crea miedos. Te aísla, te predispone contra tu propio avance y,
finalmente, te despoja de la posibilidad de realización, de expansión de tu
alma hacia lo eterno. Hacia las grandes realidades del Universo.
Einstein dijo una vez que: “Hay
dos cosas infinitas: el Universo y la ignorancia humana.”
La gente no deja de ser ignorante porque tenga estudios
universitarios, sino porque no despierta consciencia de si y de las infinitas
posibilidades de crecimiento y expansión que tiene el ser humano.
Para ser guerrero de la luz,
debes pensar y convencerte de que eres inmenso. Eres como una estrella
que debe iluminar todos los espacios de su propio universo. El sol es tu guía y el cielo tu refugio.
Para ser guerrero de la luz, debes plantar con raíces muy
profundas el árbol de la humildad. Samael escribió: “Se humilde para alcanzar
la sabiduría, y después de alcanzarla, se todavía más humilde.”
Luchar permanentemente por la justicia y ponerte del lado de
la ley, será tu pan de cada día.
Debes aprender a convertir tus derrotas en
victorias. Tus alegrías
en muchas ocasiones tendrán origen en el más profundo dolor. Pero hasta el
dolor más intenso tiene sus límites. Jamás
entregues tu espada, ni te dejes vencer por el vicio y las bajas pasiones, porque fracasarás
irremediablemente y rodarás al abismo.
La espada de tu voluntad Cristica se afila con la piedra de
Pedro, el Gran Hierofante de los misterios del fuego. Crece con la llama del
Espíritu Santo y con la fe pura de que “Con los
poderes de Dios no puede el diablo”.
La disciplina y la fe deben ir de la mano para establecer el
reino de la luz en tu interior y ser digno de él. Santiago, el bendito patrón
de la gran obra, escribió en una de sus epístolas que: “La
fe sin las obras es vana.”
Para ser guerrero de la luz no es necesario pertenecer a
institución alguna. Las instituciones cumplen una función en nosotros hasta
determinado nivel, más allá del cual, ellas se convierten en una infranqueable
barrera para tu crecimiento y expansión, porque debes pensar como la
institución misma, como sus directivos, los cuales a veces, están más dormidos
que tú.
Las instituciones aniquilan tu impulso y te restringen el
avance. Porque debes hacer lo que todos hacen, perdiendo así, tu propio ritmo
de particularidad. Otras veces, tienes
que cumplir métodos y procedimientos que se te imponen. Porque toda institución
coarta el derecho a la libertad individual.
Además, algunos directivos y miembros te ayudan hasta cuando
tú no te conviertes en obstáculo o en peligro para sus fines personalistas. Así
que muchas veces serás expulsado, pero no te preocupes. También les pasa a
todos los que no piensan ni actúan como el común. Recuerda que jamás Goliath
podrá contra David. Porque la piedra que derriba monstruos, la piedra que te
hace guerrero de la luz, es el mismo Cristo.
Que al decir de Pablo “es el origen y consumador de
la fe”.
Todo guerrero de la luz tiene que luchar y
destruir su propia naturaleza inferior, para que florezca la superior. A eso,
el Cristo, en Mateo, le llama “separar el trigo de la cizaña”.
Ser guerrero de la luz te trae paz y te eleva al reino de la
luz que es el Padre de todas las luces y de todas las paternidades. El Padre de
todo lo creado y te haces uno con El. Esta es la razón que le hace exclamar al
Cristo: “Mi Padre y yo somos uno. Y el que me ha
visto a mí, ha visto al Padre que me envió.”
Que el Padre celestial nos bendiga y ayude en el camino hacia
Él, porque en verdad, hemos detestado las tinieblas y luchamos sin descanso
para ser guerreros de la luz.
PRACTICA
1.
Oración
del Padre Nuestro y Ave María.
2.
Cadena
de irradiar amor.
3.
Invocación
del sabio Salomón.
4.
Orar
el salmo 43 a los 4 puntos cardinales, comenzando por el este, sur, occidente y
terminando en el norte. Al terminar la lectura correspondiente a cada punto,
exclamar con fuerza en forma de cruz: “FIAT LUX”. La
palabra FIAT se sopla frente a nosotros de arriba abajo y LUX en forma
horizontal; de tal manera que las dos palabras forman una cruz.
5.
Finalmente
exclamar: “Soy guerrero de la luz. El sol Cristo es mi guía y el cielo mi
refugio.”
6.
BAAAA
EEEEMMM AAAUUUSSAAAARRRR. Así es. Así es. Así es.
7.
Dar
gracias a las Divinidades y pedirles su bendición araonica, en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y en el Nombre del Sacrum Septenarium.
MARIANO JOSE HERRERA VILLERA
MAESTRO M.K.
GNOSIS DE VANGUARDIA
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Presentamos sentidas disculpas a nuestros lectores porque no pudimos
publicar desde el pasado mes de septiembre por razones extra institucionales.
Dios mediante, lo haremos quincenalmente. Gracias a todos, y seguimos adelante.